Page 576 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
                                                           La defensa del obispo Moscoso: Cargo 14º
            es lo que rara o ninguna vez se ha visto en nuestros días. La retractacion trae
            consigo cierto rubor, en que no es facil entrar; pero como sin pasar por este
            estrecho medio, no se alcanzará la remision de la culpa, se niega el delito al
            remedio.— Hay hombres que hacen profesion de atribuir al Estado quanto
            malo se hace; aunque unas acciones no tengan enlace con otras, ellos les dan
            aquella concatenacion que quisieran tuviesen y las mas veces impelidos de un
            repentino ciego furor, aseguran como acierto, lo que ni aun es positivamente
            provable, y lo que es peor profieren aun aquello que no conciben. Si la inten-
            cion fuera sana y ciertos los apoyos, efectuarian aquello que den hacer como
            christianos bajo de culpa mortal y como vasallos, so pena de ser tenidos por
            infieles; esto es denunciar o acusar en el tribunal de Usia a los clerigos inqui-
            nados si les consta que lo son, y quando por flaqueza o malicia de algunos se
            notase reprehensible su conducta en esta parte, no hay razon para que estos
            defectos particulares redunden en el cuerpo y que haya de sufrir el honor del
            estado tan abominable mancha en su reputacion, y aun estos tienen derecho a
            su fama hasta que sean convencidos delinquentes. Y entre tanto les es permi-
            tido a los infamados pedir, como cualquier otro infeliz lego, que se les prueben
            los capitulos del crimen y de no hacerlo, se les imponga a los falsos calumnia-
            dores la pena correspondiente o el perpetuo silencio. Esta es la accion que por
            derecho tienen en el dia los eclesiasticos injuriados, mas como de pasar a de-
            ducirlo resultarian desavenencias particulares, me contentare con oviar, me-
            diante el auxilio de Usia las declamaciones que bosteza el infierno contra el
            comun del clero; desentendiendose de las muestras publicas con que ha pro-
            bado este la lealtad y amor al Soberano.— Si han de ser afrentados los eclesias-
            ticos despues de haver ofrecido a los pies del Rey sus facultades, ya en donati-
            vos de ambos gremios, ya en sueldos que han pagado varios curas; despues de
            haver cogido los fusiles sobre sus hombros para marchar por la plaza publica-
            mente; despues de haver hecho en mas de dos meses el exercicio militar en mi
            casa episcopal, humillandose al mando de un oficial que los enseñaba, retando
            alguna vez a los que parecian inexpertos y exponiendose algunos de estos po-
            bres al sonrrojo de asistir a las evoluciones con ropa talar, por no tener otra;
            despues de haver hecho la guardia por el mismo espacio, circulando de noche
            la ciudad al rigor del frio, haciendo otros de centinela en las bovedas de ese
            quartel y torres de mi catedral, sugetandose a la formalidad de las revistas con
            pena de carceles y reclusiones en el Colegio, y forzados a costear y buscar pres-
            tadas las armas de que por su estado carecian; despues de haver obedecido los



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