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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
es me descubriese con alguna confianza y me expresó que sus intentos no
eran ir contra el rey, ni contra la religion sino solo contra los repartimientos
de los corregidores y contra las hostilidades que estos (decia) les inferian a los
naturales: Que esta va resuelto a matar a todos los chapetones y que para este
fin tenia a su disposicion setenta y cinco entre caciques, vecinos y comarcanos
que iban de un acuerdo con él: Que para la seguridad de la empresa tenia so-
bre quatro mil yndios en el río de Paucartamho y de Yanatile: Todo esto y otras
muchas cosas que ya no tengo presentes con el transcurso del tiempo (pero
que podran ver en una declaracion que hize de orden de vuesa señoría ylus-
trisima ante el señor corregidor don Fernado Ynclan a presencia del coronel
don Miguel Torrejon y del doctor don Francisco Xavier de Olleta quien me
tomaba la voz para dictarla en su estilo sirviendo de escribano Jose Palacios)
me lo asegurava el referido cacique con tal ozadia que desde luego me hizo
temer y no encontré otro recurso que huir en carrera para esa ciudad en busca
de vuesa señoría ylustrisima, aun sin esperar su licencia presentandome ante
vuesa señoria ylustrisima a la una del dia y refiriendole todo lo que acabava
de sucederme con el mencionado Tamboacso segun llevo expresado de lo que
impuesto vuesa señoría ylustrisima me mandó que inmediatamente sin per-
dida de instantes pasase a denunciar todo lo que oi a Tamboacso ante el señor
corregidor don Fernando Ynclan y que luego volviese a dar a vuesa señoría
Ylustrisima aviso de haverlo assi puntualmente executado como lo verifiqué a
las once de la noche de aquel dia pues haviendo ido a casa de dicho señor co-
rregidor a hacer la delacion a las tres de la tarde, me citó este cavallero para las
siete de la noche y empecé mi declaracion despues de las ocho que duró hasta
cerca de las once, en que he dicho volvi a dar quenta a vuesa señoria ylustrisi-
ma de haver practicado mi obediencia sus ordenes que me repitio vuesa seño-
ria ylustrisima en aquella ocasion encargandome con mucho encarecimiento
y eficacia que me volviese a la doctrina: Que procurase reducir con sagacidad
a aquellos feligreces, exhortandoles al amor y fidelidad al rey, leiendoles en
su ydioma y explicandoles la carta pastoral que dirigio vuesa señoria ylustri-
sima sobre este asunto a todos los curas y llegó a mis manos por aucencia del
propietario, doctor don Jose de Arisavalaga: Que estuviese a la mira del mas
minimo movimiento que se sintiere y de todos los incidentes para dar pronto
aviso al señor Corregidor y a vuesa señoria ylustrisima con un expreso o per-
sonalmente.— Como huviese regresado con estos cuidados a la doctrina, ya
no estubo en ella Bernardo Tamboacso; pero haviendo recordado otra especie
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