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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
que otros han hecho y de vuestras manos bio cara Dios tantas almas que se
han perdido sino haceis penitencia y os apartais de la revelion podra permitir
Dios que esta mi amonestacion sea para vosotros el ultimo auxilio, y que si os
negais a ella, se llene ya la medida de vuestras culpas que os llevaran sin reme-
dio a un eterno suplicio.
Pero por mas pecadores y delinquentes que haiais sido podré olvidar-
me de vosotros ni dejar de amaros tiernamente? A hijos mios vosotros acaso
ignorais los suspiros, lagrimas, desvelos y ruegos a Dios que me haveis costa-
do? Como Nuestro Señor no bajó al mundo por los justos por los pecadores,
assi no me deben mayor cuidado los buenos hijos que los malos. No! yo no
quiero que mueran mis yndios ni en el ardor de la guerra, ni en el patibulo
de la Justicia sino que se combiertan y vivan; quantas vezes he derramado
por este fin mi corazon en la presencia de Dios? Quantas vezes he ofrecido al
Señor mi vida por la vuestra? Quantas ancias, congojas no he padecido por
vuestras desgracias que sacrificios, oraciones y rogatibas he perdonado? Pue-
do decir con el Apostol que mi corazon se halla poseido de una grande tristeza
y penetrado del mas vivo dolor por mis amados hijos los yndios expuestos a
tanto peligro espiritual y temporal. En la abundancia de mis penas ha dicho a
Dios que os perdone vuestras culpas y sosiege vuestra inquietud o me borre
del libro de la vida. Cada noticia que llega a mis oidos de los que mueren de
vosotros es un dardo que me atraviesa el alma y siempre que han ajusticiado
en esta plaza pierdo con ellos el aliento y la vida que me queda solo es para
morir cada dia con vosotros.
Confieso que para contener vuestros principios fulmine una excomu-
nion maior en que estais comprehendidos mientras no detestais vuestros in-
tentos sin embargo de ser yndios, por que quien tiene advertencia para tan
execrables culpas es por consiguiente capaz de la pena y decir que los yn-
dios no pueden contraer la censura en estos casos, es un horror en que nos
han puesto vuestros engañadores por sus fines particulares nada utiles para
vosotros; pero hijos mios mui amados yo no he puesto esse freno a vuestra
temeridad para vuestra destruccion sino antes para vuestro bien y provecho.
Considerando que como christianos haviais de sentir la separazion de vuestra
madre la Yglesia y del gremio de los fieles, pensé que os apartaseis de la sedi-
cion al punto para consiliaros con Dios, con el Rey y conmigo y para evitar
tantos trabajos que haveis sufrido y estais sufriendo.
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