Page 544 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
La defensa del obispo Moscoso: Cargo 14º
corona como para Dios y los mismos pobladores que los desfurtan a la sombra
del monarca, que se desvela en guardarlos; si de su orden se piden los estipen-
dios moderados por esta gracia, es por un destino tan santo como para noso-
tros meritorio. Esto es para contener por mar y tierra a los ynfieles pero ni aun
era necesario prevenir vuestra lealtad con esta noticia peculiar a la presente
contribucion; por que quantas exige la Real Caxa o Fisco son para fines piado-
sos, mas o menos a proporcion de lo que importan a la religion.— Podemos
decir que aun la satisfaccion de tributos, la de alcabalas y las demas prevenidas
en las leyes (no solo para los reinos de España, sino tambien para estos que
son sujetos a la corona de Castilla, y por consiguiente a los mismos derechos
de ésta) son otras tantas causas pias y estricta obligacion. Por lo que negarse a
ellas será un pecado, tanto mas grave, quanto excede a lo profano lo sagrado,
sin embargo de que algunos destinos, parescan puramente temporales. Sea
exemplo de esta doctrina la guerra presente, que se trae con la potencia brita-
nica si esta se contempla, solo por el aspecto que hace asia la recuperacion de
Gibraltar o a corregir la mala fé de aquellos estrangeros, o a diversos justos
fines, que tendrá el estado parecerá movida solo por un incidente politico;
pero si se miran las concecuencias de triumfar las armas del yngles o las nues-
tras, se hallaran articulos de interes para la yglesia y en ellos el debilitarse o
aumentarse sus fuerzas un hereje cuyos progresos son otras tantas bentajas
contra la fe ortodoxa.— El mismo invicto monarca que hoi nos govierna feliz-
mente (y oxala fuera por siglos) consibio el heroico designio de castigar el
reino de Argel; y si por incomprehensibles juicios de aquel señor, que por se-
mejante oculta providencia frustró las santas intenciones del glorioso monar-
ca frances San Luis, sobre los santos lugares, no hubiera sucedido una contin-
gencia tan dolorosa para la yglesia, o huvieramos logrado la extincion de un
dominio que tanto infesta nuestras costas, cautibando christianos con riesgo
de sus costumbres y creencia?.— No quiero pasar adelante con esta induccion
de los gastos, que hace nuestro soberano por que seria un agravio a vuestra
fidelidad y buena razon, empeñar mis reflexiones en las mismas verdades de
que estais penetrados; pero no concluiré esta digresion menos de firmar como
cierto que hasta los caudales impendidos en el fausto y tren de la real persona
y su familia, pertenecen al decoro de la yglesia cuio mayor timbre es, que se
bea la cruz adorable sobre la testa coronada de un rey catholico, como el de
España, bien entendido que por la expresion de yglesia no habló solo del esta-
do clerical sino de toda la nacion y christianidad española, que es una
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