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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                    Nota.— Consta así mis haverse quedado el Visitador con la sobre di-
            cha carta tercera por él concuerda del Secretario Bustamante (Rubrica).
                    (Al margen: Carta tercera del rebelde José Gabriel al Obispo quien se
            la pasó al Visitador Areche como parece del comcuerda).
                    Ylustrisimo señor.— Señor, todo mi mayor respeto y y obgeto de mi
            veneracion. Las circunstancias presentes han dado mucho en que pensar y
            sus proyectos no imaginados, han sido mui lamentables, por las novedades
            que ha ocasionado, atribuyo a la Divina Providencia que asi deverá combenir
            para el remedio de los males presentes y escarmiento de los futuros, mas como
            todos somos efectos de su poder soberano, devemos arreglarnos a los que sus
            altos juicios disponen vuesa señoría ylustrisima como nuestro Pastor propio
            y dueño de este racional rebaño, interceda y pida a la Divina Misericordia
            nos mire con ojos de piedad, para que todo ceda en honrra y gloria suya. No
            puedo dejar de incinuar a vuesa señoría ylustrisima los daños espirituales que
            se nos siguen a causa de los corregidores, que insistidos y arrebatados de sus
            proprios intereses, para volver con mayor exfuerzo a recobrarlos han figurado,
            porque sus buenos hechos no lleguen a los reales oídos, de que somos aposta-
            tas de la fé y traidores de la Corona, a cuya ficciones tengo dadas mis razones
            al señor Vicitador por medio de un ynforme, cuyo tanto tengo publicado en
            todas estas provincias y sacado para ocurrir al señor Virrey de Buenos Ayres,
            Real Audiencia de Chuquisaca y a los ylustrisimos señores Obispos de la Paz y
            Cavildos Eclesiasticos y seculares de las demas ciudades circumbecinas, para
            que dichos señores informados de la razon que me asiste y la legalidad que
            devo prestar al Rey mi señor, como desendiente de los reyes yncas, señores
            que fueron de este Perú, me ayuden y concurran a dar plena satisfaccion a su
            Magestad del caso presente, a que no dudo que el cristianísimo y noble pecho
            de vuesa señoría ylustrisima, que propende y aspira al alivio y socorro de sus
            pobres yndios neofitos dejará de concurrir a este mismo fin vistas mis razo-
            nes, pues todas no tienen otro destino que aspirar al remedio del cristianismo,
            defenza de la ynmunidad eclesiastica, que los corregidores la tienen tan atro-
            pellada, alivio de esa ciudad y bien de todas las provincias, cuya consecucion
            debe ser tan apetecida, aun con perdida de nuestras vidas, por resultar de esta
            empreza el sociego de la real corona y aumento de su erario, cuya existencia
            es el norte de nuestro sustento y alivio. Tengo noticias de que la grande pie-
            za de vuesa señoría ylustrisima, pudiendo sernos tan magnanima, se nos ha
            combertido en furias eclesiasticas, quando todos la columbramos antídotos de



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