Page 284 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
                                                           La defensa del obispo Moscoso: Cargo 11º
            Abiles Comandante General de las Armas de las provincias de este obispado
            en el propio dia de su fecha, de que doy fe.— Josef Domingo de Frias. Secretario.—
                    (Al margen: Carta del Revelde Tupa Amaro a su Ylustrissima).
                    Ylustrissimo señor.— No obstante tener escritas varias a vuesa señoria
            ylustrissima y carecer de sus respuestas repito esta con los inclusos edictos
            para que se fixen en parages publicas y conste a esa republica y sus inmedia-
            ciones mi determinacion. A este asunto escrivo en la ocasion por medios de
            mis emisarios lo que vuesa señoría ylustrissima verá en la que corresponde
            al ylustre Cavildo Eclesiastico, cuia resolucion como la de el secular espero
            en el termino de doce horas para tomar la ultima determinacion sin esperar
            otra respuesta.— Nuestro Señor guarde a vuesa señoría ylustrissima muchos
            años. Campo de Ocororo y enero tres de mil setecientos ochenta y uno. Ylus-
            trissimo señor.— Besa la mano de vuesa señoría ylustrissima su mui seguro
            servidor.— Don Josef Gabriel Tupa Amaro Ynga.—
                    (Al margen: Otra al Cavildo Eclesiastico).
                    Desde que di principio a livertar de la esclavitud en que se hallavan los
            naturales de estos reynos causados por los corregidores y otras personas que
            apartadas de todo acto de caridad protegían estas extorsiones contra la ley de
            Dios; ha sido mi animo precaver muertes y hostilidades por lo que a mi corres-
            ponde, pero como por parte de esa ciudad tantos horrores ahorcando sin con-
            fesion varios yndividuos de mi parte y arrastrando a otros me ha causado tal
            dolor, que me veo en la precision de requerir a este ylustre Cavildo se abstenga
            ese vecindario de iguales excesos franquandome la entrada en esa ciudad, por-
            que si al punto no se cumple esto no podré tolerar por un instante de tiempo
            entrarla a fuego y sangre y a discrepcion de la tropa sin reserva de persona. A
            este fin pasan el reverendo Padre Lector fray Domingo Castro, el doctor don
            Yldefonso Bejarano y el Capitan don Bernardo de La Madrid en calidad de
            emisarios para que con ellas se me dé fixa noticia de lo que ese ylustre Cavildo
            resolviese en un asunto de tanta importancia, el que exige rindan todas las
            armas, sean las personas que las manejan de cualquier fuero, pues en defecto
            pasaran por todo el rigor de una justa guerra defensiva sin retener con ningun
            pretexto a dichos emisarios, porque representan mi propia persona, sin que se
            entienda sea mi animo causarles extorsion leve a los rendidos sean de la clase
            que fuesen, como ha sucedido hasta aquí, pero si obstinados intentan seguir
            sus injustos hechos, experimentaran todos aquellos rigores que pide la Divina
            Justicia pues hasta aquí la he visto pisada por muchas personas.— La mia es



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