Page 258 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
                                                           La defensa del obispo Moscoso: Cargo 11º
                    (Al margen: Respuesta)
                    Ylustrisimo señor.— En atencion al oficio que me ha remitido vuesa
            señoría ylustrisima pidiendome exponga la conducta que observó en la gene-
            ral sublevacion de las provincias del Cuzco, diocesis de vuesa señoría ylustrisi-
            ma formada por el traidor José Gabriel Tupa Amaro. Lo practico puntualmen-
            te segun lo comprehensivo a los quatro puntos cuyas verdades afirmaré unas
            como oídas, otras como que me constan, bajo la religion del juramento que
            desde luego hago in verbo sacerdotis tacto pectore. Y contrayendome pues al
            primer punto del anterior oficio digo, que haviendo estado por espacio de un
            año mas o menos en las doctrinas de Langui, San Pedro de Chaca, provincia
            de Tinta y con esta inmediacion adquirido con don Antonio Arriaga corre-
            gidor de dicha provincia comunicacion, no le hoí hablar ni a otra persona, el
            que tubiese vuesa señoría ylustrisima comunicacion epistolar, ni otra alguna
            con el traidor o le conociese ni en el tiempo en que fui cura de la doctrina de
            Santiago de Pupuja provincia de Azangaro, oí que se tratase semejante asun-
            to.— En las diferentes ocasiones que visité a don Antonio Arriaga me propuso
            siempre su favor para lograr yo el de vuesa señoria ylustrisima en la promo-
            cion de curatos, que devia hacerse a la llegada de vuesa señoria ylustrisima al
            Cuzco, como consequente a la particular amistad que tenia con vuesa señoria
            ylustrisima y distincion que le merecio no solo en el tiempo que fue gover-
            nador del Tucuman sino tambien quando vio a vuesa señoria ylustrisima en
            Chuquisaca, segun el mismo me lo expresó y paso a contextar el segundo y
            tercer punto.— El dia de la muerte del corregidor don Antonio Arriaga la que
            sucedio el diez de noviembre de mil setecientos setenta y nueve me hallé de
            camino en el pueblo de San Pedro de Cacha para pasar al Cuzco al concurzo de
            curatos y no oí entre los rumores que corrian el que vuesa señoria ylustrisima
            huviese mandado o prometido favor para que el revelde executase la muerte
            del expresado don Antonio Arriaga. Pues si vuesa señoría ylustrisima fuera
            capaz de semejante nota era consequente lo fuese con los demas corregidores,
            a quienes pretendia el revelde extinguir, como en efecto lo huviera executado
            con el mismo genero de muerte con el de Quiquijana. Si el cura de Tinta y yo
            no le damos parte para que se puciese en salvo y con los de Lampa y Asangaro
            sino se refugian en Arequipa.— Es constante que con haver conseguido el
            Revelde segun se decía en el Cuzco la declaracion de ser descendiente de los
            reyes yncas produxo en su animo el mayor desvanecimiento, llevandolo hasta
            aspirar a la corona, si alguna ocasion se le presentase. Si en efecto sucedio



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