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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
por la mala conducta que les comunican sus pocos años y menos experiencia.
Estos dos motivos son vastamente suficientes para que vuesa señoria ylustrisi-
ma atendiendo al honor de Dios, deva sin demora de tiempo restaurarlos a los
curas proprios, bien inteligenciado, que de lo contrario se daran algunas otras
providencias que precisen a vuesa señoría ylustrisima a practicarlo.— Tam-
bien tengo por combeniente exponer brevemente a vuesa señoría ylustrisima
las causas que me han obligado a haver executado el castigo que hize con el
corregidor que fue de esta provincia y el haver revatido las cortas fuerzas que
expidieron contra mí de esa ciudad. No ignora vuesa señoria ylustrisima las
extorciones que se han experimentado en el reyno por los corregidores; cuyos
padecimientos han sido a todos notorios, como tambien el ningun fruto que
se ha conseguido de los innumerables recurzos que se han interpuesto para
obiar tantas temeridades, haciendose siempre sordos todos los tribunales,
para proveer el remedio correspondiente a cortar este canser tan contagioso.
El solicitar pues el alivio no es contra Dios, por que el derecho natural de las
gentes, ni el mismo Dios lo estorva. En esta atencion, ni vuesa señoría ylus-
trisima, ni ningun otro habrá tenido a mal el que lo haya yo defendido y por
consiguiente tendran a bien el que en adelante practique lo mismo, como lo
protesto acreditan pues aseguro a vuesa señoría ylustrisima que para defenza
de la livertad de tanto cautiverio que se ha padecido, tengo a mi dispocicion
la mayor parte de gente del reyno, como lo hare ver en breve, haciendose pre-
sente en esa ciudad, la que en caso de no rendirse a mis dictamenes la dejare
asolada, lo que podra vuesa señoría ylustrisima prevenir a todos, advirtien-
doles que mi animo no ha sido, ni es perjudicar a persona alguna, ni a sus
intereses, sino eximirlos de tanta precicion, por lo que aun de ante mano me
llora sangre el corazón al contemplar el que puedan algunos mal aconsejados
exponer sus vidas al cuchillo, lo que no quiciera, sino buenamente reducirlos y
que no experimentasen el mas leve estrago.— Es quanto se me ofrece exponer
a vuesa señoria ylustrisima en estos asuntos, reyterando mi obediencia a sus
ordenes para quanto fuere de su agrado.— Nuestro Señor guarde a vuesa se-
ñoria ylustrisima los años que deceo. Tongasuca y noviembre veinte y uno de
mil setecientos ochenta.— Besa la mano de vuesa señoría ylustrisima su mas
humilde servidor.— Don Jose Gabriel Tupa Amaro Ynga.—
Ylustrisimo señor.- Haviendose conferenciado en la junta celebrada
esta tarde con asistencia de los cavalleros capitulares y otros sugetos que
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