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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Ylustrisimo señor.— Señor: Todo mi maior respeto y objecto de mi
veneracion. Las circunstancias presentes han dado mucho en que pensar y
sus proiectos, no imaginados han sido mui lamentables, por las novedades
que ha ocasionado, atribuio a la Divina Providencia que asi deverá convenir
para el remedio de los males presentes y escarmiento de los futuros, mas como
todos somos efectos de su poder soberano devemos arreglarnos a los que sus
altos juicios disponen; vuesa señoría ylustrisima como nuestro Pastor proprio
y dueño de este racional rebaño, interceda y pida a la divina misericordia,
nos mire con ojos de piedad para que todo ceda en honrra y gloria suia. No
puedo dexar de incinuar a vuesa señoría ylustrisima los daños espirituales
que se nos siguen a causa de los corregidores que insistidos y arrebatados de
sus proprios intereses por volver con maior exfuerzo a recobrarlos, han figu-
rado por que sus buenos hechos no lleguen a los reales oydos, de que somos
apostatas de la fe y traidores de la Corona, a cuias ficciones tengo dadas mis
razones al señor Visitador por medio de una carta ynforme, cuio tanto ten-
go publicado en todas estas provincias y sacado para ocurrir al señor Virrey
de Buenos Aires, Real Audiencia de Chuquisaca y a los ylustrisimos señores
obispos de la Paz y cabildos eclesiasticos y seculares de las demas ciudades
circunvecinas para que dichos señores informados de la razon que me asiste y
la legalidad que debo prestar al Rey, mi señor, como descendiente de los reyes
yncas señores que fueron de este Perú me aiuden y concurran a dar plena sa-
tisfaccion a su magestad del caso presente a que no dudo que el christianisimo
y noble pecho de vuesa señoría ylustrisima que propende y aspira al alivio y
socorro de sus pobres yndios neofitos, dejará de concurrir a este mismo fin
vistas mis razones, pues todas no tienen otro clestino que aspirar al remedio
del Cristianismo, defenza de la inmunidad eclesiastica que los corregidores
la tienen tan atropellada, alivio de esa ciudad y bien de todas las provincias
cuia consecucion deve ser tan apetecida aun con perdida de nuestras vidas,
por resultas de esta empresa el sociego de la real corona y aumento de su ho-
rario, cuia existencia, es el norte de nuestro sustento y alibio. Tengo noticias
de que la grande piedad de vuesa señoría ylustrisima, pudiendo sernos tan
magnanima, se nos ha convertido en furias eclesiasticas, quando todos la co-
lumbramos antídotos de nuestras desdichas; cierto estoy por varios informes
de que el anatema existe en nosotros, bien veo que vuesa señoría ylustrisima
tendría fundamento para ello; solo ciento de que los malos ynformes de los
corregidores huviesen tenido tal arribo para pribarnos del remedio espiritual
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