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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
(Al margen: tres) Si en el tiempo que estubo con el Rebelde lo oyó
quejarse contra mí por la excomunion que libré contra él y contra los que le
seguían y si igualmente le oyó que quando entrase en el Cuzco havia de ser yo
el primero a quien le cortase la caveza.
(Al margen: cuatro) Si efectivamente supo que yo libré la tal excomu-
nion contra el Revelde y sus sequaces.
(Al margen: cinco) Si llegó a su noticia y a la de dicho revelde que yo
expedía continuas cartas a mis curas para que no se movieran de sus doctrinas
y exortasen a sus feligreses a que se apartasen de él y siguiesen las vanderas del
rey y las compañías de clerigos que armé para la defenza y qué decía de esto el
Revelde.
(Al margen: seis) Si save que quando entré en mi obispado vicitando
las doctrinas haviendo llegado a la de Tinta me ospedé en casa del corregidor
don Antonio Arriaga, admitiendole tres dias el obsequio de su mesa, lo que no
havia hecho en otra parte pues mi practica era apearme en las casas parroquiales.
(Al margen: siete) Si igualmente save que quando llegué al pueblo de
Siquani comió en mi mesa dicho don Antonio Arriaga, los trece o catorce días
que allí paré y si despues de haver llegado a mi capital del Cuzco, algunas vezes
que bajó a ella don Antonio Arriaga le repetí el mismo obsequio y él lo acepto
sentandose a mi mesa y manejandonos con la mejor armonia.
Y ultimamente que diga todo lo que sepa en este particular expresan-
do si alguno de los puntos contenidos en estas preguntas lo ha dicho a algun
sugeto preguntada por él o en conversacion y asentada esta diligencia a con-
tinuacion de este mismo oficio se servirá vesamerced devolvermelo original
para los efectos que me convengan.— Nuestro Señor guarde a vesamerced
muchos años. Lima tres de agosto de mi setecientos ochenta y cuatro.— Besa
la mano de vesamerced su atento servidor.— Juan Manuel Obispo del Cuzco.
(Al margen: Respuesta)
Ylustrisimo señor.— Mui señor mío y de toda mi veneracion: En vista
del atento oficio de vuesa señoría ylustrisima y deseosa de que no peligrase
la verdad en los puntos a que se dirije y mas en materias tan delicadas, hice
comparecer a presencia de los tres testigos de la mayor distincion que subs-
criben conmigo a María Candelaria, parda mi esclava y que lo fue antes del
corregidor don Antonio Arriaga y haviendosele prolija y escrupulosamente
examinado a la primera pregunta dijo, que nunca oyó decir a persona alguna,
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