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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                    Que habiendo solicitado el referido Don Tadeo se recibiese informa-
            cion por el Cabildo Secular de la Ciudad de Jujui de varios particulares que
            acreditan sus méritos; resulta de la actuada, con suficiente número de testigos,
            que se manejó con zelo, y desinterés en el empleo de tal Teniente de Gober-
            nador, administrando justicia, y celando los pecados públicos, consiguiendo
            con su industria reconciliar los ánimos que desde ántes estaban resentidos,
            siendo de admirar la union en que se hallaba el vecindario. Que inmediata-
            mente que tuvo noticia de que Joseph Quiroga habia esparcido la voz de que
            tenian Rey Inga, y que convocaba á los Indios Tobas, mandó orden al Co-
            mandante del Fuerte para que le prendiesen; y sabiendo le habian defendido
            los Indios, publicó bando para que todos tuviesen prontas sus armas, y las
            revistó poniéndolas en la Sala Capitular, que dedicó para Sala de Armas. Que
            habiendo enviado varios espías ocultos para que acechasen los movimientos
            de los Indios, y sabiendo pretendian invadir la Ciudad y matar sus vecinos,
            reservando únicamente las mugeres, mandó atrincherar lo principal de ella,
            y á este arbitrio se debió el poderse poner en estado de defensa, repartiendo
            la gente en las bocas calles que estaban cerradas con un pedrero cada una.
            Que todos los Propios ó Correos que remitió al Gobernador los costeó de su
            dinero, pagando á algunos mas de lo regular, porque fuesen con brevedad,
            sin gasto de la Real Hacienda, dando varias gratificaciones y refrescos á los
            Soldados. Que salió de la Ciudad dicho Don Tadeo entre diez y once de la no-
            che con treinta hombres á cortar la reunion de dicho Quiroga ; y que aunque
            muchos intentaron volverse desde el camino, los sujetó; y sin embargo de ser
            la noche tenebrosa, caminaron por las asperezas hasta el Guaico hondo, de
            donde regresaron á las doce del dia sin haberle encontrado, porque ya se ha-
            bian reunido; pero sirvió á que supiesen andaba con gente el Justicia mayor en
            solicitud de ellos, por lo que desistieron de acometer la Ciudad, y regresaron al
            Rio Negro. Que estuvo muchos dias el citado Don Tadeo sin ir á su casa, ni se-
            pararse del cuerpo de Guardia que estaba en la Sala de Armas, en donde solo
            descansaba sobre un banco, y salia á veces con algunos que le acompañaban, y
            otras solo con sus criados á recorrer las trincheras, sin reservar ninguna hora
            de la noche; de modo que este cuidado, al paso que tenia el efecto de que vi-
            viesen con él las centinelas, y los demas encargados de las trincheras, causaba
            emulacion en los vecinos, que á su exemplo, no reusaban fatiga alguna, aun
            despues de mucho tiempo en que continuaron las guardias, á las que asistia
            como qualquier particular. Que remitió á la Villa de Potosí de órden del Virrey



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