Page 936 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
                                                                      Conclusión de la rebelión
            Ministro juicioso, prudente, desinteresado y afable; á la qual se le contestó en
            Real Orden de diez y ocho de Mayo de mil setecientos ochenta y siete, previ-
            niéndole tendria S .M. presente, con oportunida, sus circunstancias y conducta.
                    Con carta de catorce de Marzo de mil setecientos noventa y cinco,
            remitió el Virrey de Buenos Ayres Don Nicolás de Arredondo dos informes
            del Cabildo Secular y Gobernador Intendente de Salta, Don Ramon Garcia de
            Leon y Pizarro, de diez y seis de Febrero y tres de Marzo del mismo año, en los
            quales manifiesta el primero, que en obsequio de la verdad y justicia, no podia
            menos de hacer presente que dicho Doctor Dávila era un profesor constante,
            que estaba desempeñando once años hacía el empleo de Teniente Asesor de
            aquella Intendencia, con prudente integridad y notorio desinterés: que era ac-
            cesible á los litigantes, afable con todos, y piadoso con los pobres, perdonando
            á estos sus justos derechos, y percibiendo de los ricos solo los que con arreglo
            á arancel le regulaba el Tasador general de costas; y finalmente que sin embar-
            go de ser aquella Ciudad tan poco populosa, que recíprocamente saben sus
            moradores las ocupaciones y exercicios de cada uno, no habia llegado á noti-
            cia del Cabildo, no solo que hubiese comerciado el referido Teniente Asesor si
            no la mas leve queja contra su persona y conducta. Y el segundo, ratificando
            quanto queda referido, añade que en el tiempo que habia servido a su lado el
            mencionado Doctor Dávila, no habia descaecido su zelo, antes bien parecia
            que la mayor edad le habia suministrado mas brillantes realces á su talento,
            nuevos arbitrios á su aptitud, y poderosos estímulos á su aplicacion; pues ol-
            vidándose de sí mismo, se dedicaba con atención y eficacia al despacho de los
            negocios pendientes, y siendo agudo para penetrar, prudente para determinar,
            y moderado para executar, hermanaba la justicia con la equidad; de manera
            que apenas se hallarian en toda aquella dilatadísima Provincia diez personas
            que no elogiasen sus dictamenes: Que su conducta no solo era irreprehen-
            sible, sino laudable á qualquier aspecto que se mirase, porque su genio era
            circunspecto sin presuncion, afable sin baxeza, y accesible á todos: Que su co-
            razon era desinteresado con los ricos, y compasivo con los pobres, sin recibir
            jamás de aquellos cohechos, ni llevarles mas derechos que los regulados por
            arancel, y de estos, léjos de percibirlos, explicaba con ellos su caridad, según
            las circunstancias; y finalmente, que ceñido á su sueldo, y á los productos de
            una hacienda que tiene en el distrito de la Audiencia de Charcas, no conocía
            otro interés que el del servicio de Dios, del Rey, y del público, y estrechando
            su decencia, que nunca tuvo ayre de vanidad, ofreció el donativo gracioso de



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