Page 674 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen 4
Conclusión de la rebelión
que un soldado de caballería que estaba de centinela, de cuatro que mantenía la
guardia, se le había huido un preso por el descuido que deste habia tenido, en
haberse ido a calentar en la fogata, volviendo la espalda a los reos; mandé pasar
lista y de facto hallé que faltaba un indio, que desde el Cuzco venía sin prisiones,
llamado Bernardo Castro, casado en Tinta con varios hijos, por quienes fre-
cuentemente hacía memoria. En su aspecto representa treinta y cinco a cuarenta
años, su color trigueño, de competente estatura, ojos vivos y bastante ladino en
el idioma español. Con dicho aviso mandé reconocer, con gente práctica, las
quebradas y cerros. Despaché cartas de aviso a los Corregidores de Guanta y
Guamanga, con noticia de su nombre, apellido y señales, dejando encargado
a un alcalde de Castro Virreyna, nombrado Bisente Sotelo, para que haciendo
gente, solicitase su persona en la jurisdicción de Castro Virreyna; mandé poner
en arresto toda la guardia; recibí la correspondiente sumaria, para venir en co-
nocimiento de la que en que cometió la fuga el reo, y quien era el soldado que
incurrió en semejante descuido; con cuyas diligencias, y puesto en arresto el
soldado culpado, determiné ponerme en camino para el Tambillo, en que (se)
volvió a tomar nuevas providencias, como todo consta por los documentos que
presento. Al siguiente día me demoré en dicho pueblo por falta de mulas, y al
subsecuente caminé para Ica; de suerte que hasta dos jornadas antes de Ica, no
tomaron providencia alguna los tenientes y alcaldes de Castro Virreyna, como
lo comprueban los documentos que, con todo respeto manifiesto a Vuecelencia;
y aunque me hago cargo que el Gobernador no ha tenido ninguna omisión, por
hallarse en la ciudad de Ica gravemente enfermo, no hay duda que sus tenientes
han faltado en todo al cumplimiento de las órdenes de Vuecelencia; y también
el que ellos han sido la causa de los perjuicios que se han originado al servicio
del Soberano y a la Real Hacienda de su Magestad; lo que rendidamente ex-
pongo a Vuecelencia, para los efectos que puedan combenir.— Dios Nuestro
Señor guarde la importante vida de Vuecelencia muchos y felices años.— Lima
y Noviembre veinte y ocho de mil setecientos ochenta y tres.— Besa la mano de
Vuecelencia su más rendido súbdito.— Jacinto Iriarte.— Excelentísimo Señor
Don Agustín de Jáuregui.
(AGI, Audiencia de Lima 1046, Audiencia del Cusco 32).
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