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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            correspondientes en la pascana y lugares que son de su obligación. Y para que
            conste, donde y como convenga, doy la presente en el Tambillo, jurisdicción de
            Castro Virreyna, en nueve días del mes de Noviembre de mil setecientos ochen-
            ta y tres.— Pedro Villafuerte.
                    Excelentísimo Señor: con el debido respeto a Vueselencia hago presente
            como me hallo en esta ciudad de Ica, de regreso de la de Guamanga, con los reos
            que por orden de Vueselencia son conducidos a esa Capital; y en consideración
            a que en la Cordillera y Puna que han pasado, experimentado por su mal intem-
            perie bastante incomodidades, causadas principalmente por la inoserbancia que
            han tenido los Thenientes del Corregimiento de Castro Virreyna, en el preciso
            cumplimiento de las superiores órdenes de Vueselencia (como patentisaré con
            justificativos documentos) he tenido por conbeniente darles un par de días de
            descanso, y disponer con la proporción que ofrece este país la prevención de
            viveres necesarios; y, siendo mi salida el día catorce del corriente, suplico a Vue-
            selencia se sirva remitirme su superior orden al pueblo de Lurín o donde guste
            Vueselencia sean conducidos dichos reos para mi entrega.
                    Por no molestar en la presente ocasión la importante (atención) de Vue-
            selencia no expongo los acontecimientos que he experimentado por omisión de
            los Tenientes de Castro Virreyna, y si devo hacer presente que justificaré que por
            no haberme dado ningún auxilio de mulas ni avios necesarios, en toda su juris-
            dicción, se anticipó el fallecimiento de dos pobres indios reos en el acre y frígido
            temperamento de los altos de San Martín, cuyo mal intemperie es público y no-
            torio, en los que me demoraron cuatro días, sin tener agua, la que a fuerza de la
            industria descubrí rompiendo la tierra y peñascos, aunque poca y mala, por es-
            tar llena de antimonios; en esta demora se experimentó la última noche la peor
            fatalidad que podia suceder, que fué el haberse huído un reo llamado Bernardo
            Castro, poco antes de amanecer, por el descuido de dos centinelas que estaban a
            su cuidado, soldados de la Guardia de Caballería a quienes tengo procesados y
            presos; por esta novedad dispuse el debido reconocimiento de cerros y quebra-
            das, y despaché cartas requisitorias a los corregidores inmediatos, y espero su
            feliz éxito, lo primero porque el tal reo es casado en Tinta, por cuya mujer y hijos
            exclamaba fuertemente; y me persuado haya concurrido por ellos, como le su-
            cedió al Oficial que los condujo del Cuzco a Guamanga, pues habiéndosele ido
            otro, a los seis días lo cogieron cerca de su pueblo; y lo segundo porque contem-
            plo no es reo de mayor cuidado, pues me lo entregaron sin prisiones y suelto. En
            esta inteligencia suplico a la notoria prudencia de Vueselencia no culpe en mi la



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