Page 648 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen 4
Conclusión de la rebelión
ni uno ni otro hacen falta para lo que Vuestra Señoría desea saber he dejado de
repetir segundo propio por evitar en lo posible las sospechas de que se conjeture
tal vez de lo que se trata. Cuando a Montesinos le tomé la declaración le pregun-
té si conocía al indio que conducía las cartas o si lo vio después en alguna parte
y me respondió que no y aunque continué en hacerle las preguntas más prolijas
sobre si tenía alguna sospecha o indicio de que aquellos papeles pudiesen ser
alguna persona determinada en quien fijase su atención por algún otro antece-
dente me contestó que nada sabía y que en esta materia no podía dar más idea
que las que suministraban las cartas anónimas que presentó y la declaración
que hizo en consecuencia.— Figueroa me dijo en aquella sazón que conocía de
antemano a Montesinos y que ahora poco tiempo en una conversación que tuvo
con él en la hacienda de Quipococha sobre la pasada rebelión y la desconfianza
en que todavía vivía, le reveló el suceso de las cartas en los mismos términos que
expuso en su declaración y después de haberla firmado me añadió lo bueno es
que este mozo no ha variado en nada desde la primera vez que me hizo relación
de este asunto. Dejé de poner todo esto en la declaración porque me pareció que
no hacía al caso respecto de que no añadía las luces de lo que se desea averiguar
para asegurarle al Rey la tranquilidad y obediencia de este reino.— Montesinos
debe volver dentro de algunos meses al Cuzco en donde tiene su mujer y lo aviso
a Vuestra Señoría por lo que pueda importar. Nuestro Señor guarde a Vuestra
Señoría muchos años. Urcos, diez y nueve de junio de mil setecientos ochenta y
tres.— Beso la mano a Vuestra Señoría su más reverente seguro servidor. Ray-
mundo Necochea.— Señor Comandante General Don Gabriel de Avilés.
Cuzco, y junio veinte de mil setecientos ochenta y tres.— Póngase esta
carta en el respectivo expediente a que se refiere y sacándose el testimonio ín-
tegro de todo él, remítase al Excelentísimo Señor Virrey con el correspondiente
oficio de que agregará copia.— Dos rúbricas. Calonge.
Concuerda este traslado con el expediente que va referido en la cabeza
de este testimonio el que en virtud del auto proveído va cierto y verdadero de
que certifico.— Cuzco y junio veinte y cinco de mil setecientos ochenta y tres.
Francisco Calonge
(Rubricado).
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