Page 527 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
P. 527
Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
elevación se avistaba un cuerpo como de 1.000 indios, lo que desempararon el
puesto luego que se aseguraron en que nuestra tropa se encaminaba en su solicitud.
En dicha altura por toda la cumbre a lo largo o ceja, se encontraron
como 500 montoncitos de a cien piedras cada uno poco mas o menos, en pro-
porcionadas e iguales distancias en orden de batalla, bastantes garrotes, cánta-
ros y frutas que habiendo dejado, considerando sin duda no ser aparente aquel
sitio para la oposición; pero continuando la marcha a cosa de una legua de dis-
tancia se presentaron a nuestro frente como 1.500 rebeldes sobre los altos de
una angostura de peñasquería y paso preciso al pie de un cerro grande de ele-
vación, en el que tambien formaron sus trincheras cerrando los caminos con su
acostumbrada gritería y toques de cornetas, formado según su estilo, haciendo
frente y nos esperaron muy osados con algunos fusiles.
La compañia segunda de granaderos de Arequipa que iba de descubri-
dora por la vanguardia aguantó dos descargas de los enemigos; pero cargando
sobre ellos a vivo fuego los puso enseguida con dispersión. Avanzaron en la
misma forma las demas compañias de infanteria y caballeria, y una parte de
esta con algunos fusileros siguieron a todo galope por desfiladeros y alturas a
atacar y tomar al pueblo de Collana que teniamos a la vista por dos partes, cuya
marcha fue como dos leguas.
Los pocos indios que habia en el pueblo con bastantes mujeres y cria-
turas tomaron un cerro inmediato de bastante elevación en donde intentaron
con mucha algasara de gritos, tambores y cornetas hacerse fuertes. Alli fueron
atacados a pesar de sus hondas y galgas y murieron casi todos.
No se habra visto una igual obstinación y desesperada defensa como la
que se vió en aquellas indias; de modo que si hubieran peleado por buena causa
fueran dignas de muchos premios. Se veian con el fusil al pecho, y no solamente
no pedian perdon, pero no cesaban de tirar piedras y llenar de injurias a la tropa.
Murieron en ese día de 500 a 600 enemigos de ambos sexos, y por nues-
tra parte no hubo la menor desgracia. Se tomaron 5 bocas fuego, bastante ga-
nado mayor y menor; y en el pueblo se encontraron muchas frutas, papas, maiz
y no poca ropa nueva de los tejidos de los indios de que se aprovechó la tropa,
porque se entregó el pueblo al saqueo, en el que han logrado los soldados al-
gunos pesos y tal cual pieza de plata labrada y otros efectos. En la iglesia se en-
contro alguna plata labrada y vestuario de uso profano que se inventarió; como
526