Page 488 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            Dn. Francisco Dávila, Dn. Lorenzo Zata, Corregidor de Azangaro, el Teniente
            Coronel Dn. Manuel de Herrera y el Justicia Mayor Dn. Pedro Guerra con 250
            hombres con 30 bocas de fuego, inclusas en este numero 19 que nuestro Co-
            mandante dexó para el Departamento de Vilques, y mil cartuchos con el resto
            de lanzas, palos y hondas.
                    A poco rato se incorporó el Corregidor de Puno con 150 hombres ar-
            mados de lanzas, palos y 30 bocas de fuego, 300 yndios honderos de los pueblos
            fieles con una culebrina, bastantes balas de calibre, metralla, alguna polvora y
            220 cartuchos. Juntos todos fueron de dictamen, que supuesto que nada se ade-
            lantaba sino se tenia noticia fija del paradero de los rebeldes, con mantenerse
            en un Pais rigido sin providencia alguna de viveres, y muchos de los oficiales
            incluso nuestro Comandante o la mayor parte sin camas, carpas ni ropa que
            mudarse asi de color como blanca, digo que fueron de dictamen que nos acerca-
            cemos a buscar al Sor. Inspector para que en vista de tan urgentes necesidades,
            resuelva lo que tenga por conveniente Por lo que hoy que somos 8 de abril nos
            hallamos en este Pueblo de Vilques Chiquito, en donde haviendo recibido carta
            del Comandante de su Señoria en que anuncia de Orurillo su inmediacion a
            Azangaro, se ha resuelto seguir hasta aquel Pueblo en su solicitud, tomando
            la direccion correspondiente a sus destinos los auxilios que vinieron de Puno,
            Vilques y Lampa.
                    Las derrotas que acavan de experimentar los Rebeldes, y la reunion de
            nuestras fuerzas, causaron un efecto que no se imagino, por que los yndios ha-
            ciendo la estimacion que se debia de ella, no queriendo obedecer a Vilca Apasa,
            le abandonaron, de que resulto que los mismos yndios se huviesen apoderado
            de su persona viendole solo en su estancia situada en las inmediaciones de Pu-
            tina y lo huviesen pasado preso a Azangaro, en cuya carcel sabemos se halla
            con bastantes prisioneros, pues asi lo avisan al Comandante por carta escrita en
            aquel Pueblo.— Vilques Chiquito y Abril 8 de 1782.




            (P.L.R.C.N.Y., Paz, Tomo II)












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