Page 486 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen 4
Conclusión de la rebelión
obstinados hasta que colocado el pedrero en buena disposicion (no obstante
que el parage era bien quebrado) se consiguió el lograr algunas descargas que
con el estrago que sufrieron se adelanto el amedrantarlos en alguna manera. En
este teson duró la acción hasta las 7 de la noche que se empezaron a retirar, sin
que de nuestra parte se contase averia de consideracion, sino heridas leves, pero
de los contrarios se compuso su perdida de mas de 2 mil fuera de los heridos que
debemos conjeturar fueron infinitos segun el fuego vivo que se hizo aquel dia.
Aquella noche del 30 se tomaron las mismas providencias que las del
antecedente para impedir qualquiera confusion. Logrose todo como se deseaba,
sin descuidarnos en la provision de metralla para el cañoncito, que no haviendo
de que hacerla fué preciso cortar algunos calderos de cobre que se evitaron del
robo de los rebeldes.
Con las mismas disposiciones que el dia antecedente nos prevenimos
para recibir a los rebeldes el dia 31, y haviendo reconocido mucho espiritu en
la gente, aunque los yndios empezaron con poca diferencia a la misma hora
que el dia antes, no consiguieron internarse con intrepidez, sin embargo que
sus disposiciones y aparatos no manifestaban menor confianza de acabar con
nosotros; pero con las disposiciones referidas, y que la gente nuestra se enarde-
cia por instantes, conocieron los rebeldes que aquel dia les seria mas fatal que
el pasado. Infirieron sin duda esto con la experiencia del estrago que hicieron
algunas descargas de metralla. Tubieron bastante malicia para pedir que se les
perdonase. No causó poco embarazo el contener a la gente, porque a excepcion
de las dos compañias de Dn. Francisco Montalbo y Dn. Manuel Montenegro
que quedaron resguardando el campo se hallaban sumamente empeñados asi
oficiales como soldados en perseguir a los Rebeldes. Con todo los yndios se
apresuraban a manifestarse rendidos, quitando a un tiempo todas las vanderas
coloradas, y colocando en su lugar otras blancas, con cuya maniobra practicada
entre 5 y 6 de la tarde, se suspendió toda la hostilidad de una y otra parte.
Y aunque no se creyo ingenua su posición por ciertas reflexiones y dar
tiempo a que llegasen los auxilios que por instantes se aguardaban, mas ya por
la falta de cartuchos que por el aumento de gente tuvimos a bien de entretener
el tiempo con este pretexto. y para examinar con mas certidumbre su idea, se les
escribio una carta que la condujo y todo trance el referido nuestro Capellan el
Dr. Dn. Mariano Basconcelos, concediendoles desde luego el indulto que solici-
taban, con tal que entregasen las armas de que se servian. Su respuesta se redujo
a exponer que no podian entregarlas porque viendolos sin ellas nos valdriamos
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