Page 83 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            y muchos los heridos y no fue mayor el perjuicio, porque el artillero de Tupa
            Amaro, era Don Juan Antonio de Figueroa, de nación gallego, que manejaba
            el cañón, con estudio de no dañar y hoy le tenemos en esta, por haber hecho
            fuga del campo del rebelde.— Entretanto llegó a la ciudad un socorro de más
            de cinco mil hombres de la Provincia de Paruro; el que sin duda causó la
            inesperada resolución de levantar el cerco Tupa Amaro al siguiente día y re-
            gresar por la misma vereda al campo de Ocororo, dejando algunos despojos
            que no le fué fácil conducir; pudo en su regreso ser atacado de los nuestros,
            cogiéndolo a dos fuegos y mas cuando iba de fuga, le faltaban las mas armas
            de fuego y se le había desertado lo principal de su ejército; el público clamaba
            porque se tomara esta resolución y nuestras tropas la deseaban; mas ignoro las
            causas que obligasen al Jefe Comandante a suspender una acción que parecía
            consiguiente y nada arriesgada.— En este estado nos hallamos de presente es-
            perando los auxilios que vienen de esa capital al comando del Señor Inspector
            General, con los cuales será seguro el triunfo.— Se me ha representado por
            la Junta de Guerra, que el erario se halla exhausto y no hay con que pagar la
            tropa y a su consecuencia he mandado franquear los caudales de depósitos,
            que existen en los conventos, monasterios y caja de principales capellanías y
            obras pías, no se han encontrado sino trece mil y más pesos de todos ellos,
            que se han franqueado a Su Majestad y me llenan de consuelo las generosas
            ofertas, con que las comunidades religiosas, sin reservar la plata labrada de sus
            iglesias lo ofrecen todo para los gastos de esta guerra como lo he ejecutado por
            lo que respecta a mis iglesias y a todos mis bienes, que tengo ofrecidos al mis-
            mo fin, como mejor instruirá a Vuestra Excelencia el testimonio que acompa-
            ño.— Con la citada incluí a Vuestra Excelencia un edicto y cartas originales
            dirigidas por el rebelde desde el campo de Ocororo con tres emisarios a mí y
            al Cabildo Eclesiástico: ha repetido otras a ambos cabildos en el día diez de su
            retirada, cuyo contexto verá Vuestra Excelencia por la que asimismo original
            acompaño, sin que en esta ocasión se haya acordado de mí como también la
            declaración original del Licenciado Don Antonio Centeno; para que corra con
            las demás que fueron con el referido expreso, a que hace cabeza la reservada
            de Vuestra Excelencia. Nuestro Señor guarde a Vuestra Excelencia muchos
            años. Cuzco y enero catorce de mil setecientos ochenta y uno.— Excelentí-
            simo Señor. Besa la mano de Vuestra Excelencia su mas, reverente servidor
            y Capellán.— Juan Manuel Obispo del Cuzco.— Excelentísimo Señor Don
            Agustín de Jáuregui.— Es copia de su original.— Doctor Frias, Secretario.



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