Page 80 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
P. 80

Volumen  3
                                                                         Inicio de la rebelión
            rebelados, mató a muchos de ellos y los demás hicieron fuga: Gutiérrez con la
            demás gente tomó por la quebrada de Pisac y empeñados a subir por un estre-
            cho eminente los sorprendieron los indios, mataron a trece de los nuestros y
            entre ellos al dicho Gutiérrez, a quien le sacaron el corazón, lengua y ojos, y se
            saborearon en su sangre, teniendo igual destino a su lado su hermano Don
            Pedro; suceso el mal horrendo de crueldad y fiereza que castigó Dios pronta-
            mente, porque viendo el Cacique la tardanza del Comandante que pactó jun-
            tarse con él en los altos de Pisac, envió sus exploradores al dia siguiente, quie-
            nes dieron razón de que los españoles estaban cercados de los indios enemigos,
            con lo que regresó al sitio de Chahuaitiré y esforzados los nuestros con su
            vista acometieron todos a. los rebeldes sin que quedase uno de ellos: unos di-
            cen que los muertos pasaron de quinientos y otros que fueron más de mil sin
            más pérdida nuestra que la referida.— Pero como la insolencia de estos bárba-
            ros no se refrena, ni escarmienta a vista del estrago repiten las irrupciones: en
            el veinte y seis de dicho entraron en el pueblo de Caycay tres mil indios del de
            Catca: el Cura Teniente Don Rafael de Castilla se vistió de capa de choro y con
            el sacramento en las manos salió a la puerta de la iglesia para contener el tu-
            multo, mas los rebeldes a presencia suya mataron a un indio Alcalde: y tres
            negros armados de fusiles que hacían de jefes de los indios lo compelieron a
            empellones a que montara en una mula revestido como estaba y con la custo-
            dia en el pecho que no se la pudieron quitar: Al pasar por el pueblo de Catca
            los sacerdotes que estaban en él, noticiosos de lo que pasaba recibieron bajo
            del palio al Santísimo Sacramento y lo colocaron en su iglesia, llorando las
            mujeres que seguían tan sacrílego desacato: El Ayudante Castilla que hasta la
            hacienda de Cámara, donde estaba la tropa de los rebeldes al comando de
            Diego Tupa Amaro, hermano del principal, quien le hizo cargo, que como
            predicaba que su hermano y los demás eran unos alzados excomulgados,
            cuando ellos no iban contra Dios, ni la religión y aunque no negó la reconven-
            ción fue tratado con menos aspereza: permitió Dios este lance, para que este
            eclesiástico, que hizo fuga del campo enemigo se encontrase con una tropa
            nuestra de mil hombres que venían de Paucartambo y les manifestase la em-
            boscada de muchos miles de enemigos, que estaban a distancias hechados en
            tierra para sorprenderlos a la señal que diese Tupa Amaro de un tiro de cañón
            y los situó en un lugar eminente y muy ventajoso, para no poder ser atacados.
            Entretanto se daba cuenta al Comandante Don Gabriel de Avilés, quien con
            esta noticia destacó un grueso de tropa considerable con los indios de Chin-



                                                79
   75   76   77   78   79   80   81   82   83   84   85