Page 761 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
ideas tiene Vuestra Merced de su Magestad quando se le antoja pueden caver
en su tiernisimo corazón no digo unos hechos tan desastrados, como los de
este Orden fingido, pero ni aun otros que tengan mescla con el regor. Nuestro
Rey (se puede asegurar sin recelo) no respira otra cosa que piedad acia sus
vasallos, beneficencia hacia sus dominios, y liberalidades acia el mas retira-
do de sus dominios, su religiosidad, su justicia, su humanidad, su rectitud,
y su nobilisima alma siempre está en su continuo develo ó movimiento por
nuestro bien. Jamas se ha sentado en el sitial de nuestra dominación otro que
mas nos ame, y que mas bien nos rija, y quiera que seamos felices, y descono-
ciendo Vuestra Merced por su antojo, pues es bien publica la certeza de todo
esto, le querido pagar mal con incomodarle sus vasallos, con exponerselos a
la muerte, y con que peleen entre si faltando a su obediencia, y buscandose su
perdición final con la de sus vidas para traspasar su alma de un inaguantable
dolor.
Desde que sirvo en las Americas, o desde que conozco que quasi es lo
mismo, los atrasos y males que sufren, y las causas de que descienden pudien-
dose subrogar en prosperidades he estado disponiendo sus remedios, para
que savidas como ya lo están por el Rey aquellas, se examinasen estos y se
aplicasen, como también los tiene ya elegidos en la mayor parte Su Magestad
en bien de todos, la de Nueva España está en el gose de las mas y la del Perú
ha empezado a ver los dias que esperava. Ya están quitados los repartimientos.
Ya están puestas varias ordenes desde mi ingreso al Reyno para extinguir las
Mitas, para que los obrajes sean unos elavoratorios abiertos, y donde nadie
esté sin su voluntad siendo justamente pagados de lo que gane también tengo
libradas muchas ordenes, y prevenidas otras para que se restablezca el buen
tratamiento de los Yndios, el trabajo de las minas, su administración espiri-
tual, y en fin para todo lo que puede hacer sus comodidades, y si Vuestra Mer-
ced se hubiera acercado a mi antes de emprender un hecho tan feroz con que
ha ennegrecido sus dias, y á estós territorios alucinados, hubiera visto quan
proximo, y quan completo está el Plan de lo que merece al Rey esta tierra. En
el vería Vuestra Merced que los Corregidores que han sido de muchos dias
unos Comerciantes van a ser sin esta mezcla, y bien pagados unos padres de la
Patria benefactores de sus Provincias, unos Magistrados durables de sus terri-
torios; En una palabra unos hombres publicos los que hasta aora eran todos,
o cuasi todos para si. En el mismo plan hallaria Vuestra Merced lo concer-
niente en quanto a obvenciones eclesiasticas, en quanto a nuevas conquistas,
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