Page 760 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
Ponle delante su crimen tan grande como es; Hazle sentir los golpes, las ca-
lamidades, los asedios, los destrozos y los sacrilegios que ha cometido el y su
gente contra el Santuario, contra estas destruidas Provincias, que convalece-
ran tarde, y contra la obediencia del Rey, que tu Señor quieres, por que nada
mas procura que llenar de beneficios á sus vasallos, hacer dilatada la escogida
grey de nuestra Iglesia, y de la Religión que te complace y sirve.
Tupac-Amaro buelva Vuestra Merced los ojos á la desolación en que
ha puesto a todo el territorio invadido: Cuente Vuestra Merced con la imagi-
nación los muchos miles de muertes que ha causado. Medite Vuestra Merced
el fin que habran tenido esas miserables almas seducidas con tantos errores,
como les han inspirado sus Gefes a su nombre, y Vuestra Merced por si pro-
pio, para atraerlos a su desgracia y acaso a su condenación eterna, como es
quasi preciso pensar a vista de la causa, y del estado en que les cojio la muerte;
y convinado todo con la seriedad y circunspección que merece deduzca Vues-
tra Merced luego, si hubiera sido mejor sufrir un poco mas los males antiguos,
interceder con Dios para que los remediase, é inflamase a los al tos Gefes de la
Reación con el fin de que no pasasen adelante, ó lo que ha ejecutado sin poder,
y rompiendo las venerables leyes que ligan al Vasallo a solo obedecer, que es
lo mismo que disponerse á que le vengan por otras, o por las disposiciones del
Cielo, los alivios.
Los Reyes rigen a nombre de Dios sus pueblos, este es un principio
inegable a todo Christiano; y siendo como es esta proposición de la misma
deidad inefable no se como hay brio para que un particular, un Tupac-Amaro
le quite el govierno que tiene de tan alto origen, que le incomode a sus vasa-
llos, y se los desvie de su obediencia; y que mate afrentosamente al que ó a los
que el señala para que los rijan, y manden a su nombre. ah! que poco, y con
que desprecio mira y considera Vuestra Merced estos golpes, que le da su con-
ciencia, esos remordimientos con que le avisa que va mal y estos llamamientos
con que le convida á su salvación, el que está siendo su Juez desde aora.
Los Repartimientos de los Corregidores, las aflicciones que sufrian por
ellos las Providencias, y las frialdad con que se las administrava la Religión,
La Justicia y el Culto de Nuestra Santa Deidad estava cerca de remedierse del
todo quando Vuestra Merced se quiso meter sin derecho, y por unos medios
tan detestables á corregirlo profanando el respetuoso nombre del Rey y escan-
dalizando al mundo con exponerle que lo ejecutava de su orden: Que pocas
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