Page 758 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
Vuestra Merced a quien tan arriesgadamente le conduce su mano, y
corazón piensa que el estado a que llegaron los males que refiere, aunque sea
cierto, le pudieron poner la autoridad en la mano para quitar a la del Sove-
rano el que las suspendiese, y curasse del todo. Vuestra Merced sienta que
Su Magestad los ha ignorado; que no se le han dicho por los Magistrados y
Tribunales que llevan esta cargo; Que aunque tiene muy de antiguo ordenado
por sus Savias Leyes lo que se deve hacer en favor de estas provincias, y en
especialidad por sus amados los Indios, en quienes ha divertido mil veces con
ternura su verdadera inclinación extendiendoles, y formandoles privilegios,
no se les cumplen con otra caterva de proposiciones abstractas, que si en uno,
ú otro caso son ciertas son en lo demas inciertas, y contrarias, pero aunque lo
sean todas, puedo decir que hasta aora no ha llegado Vuestra Merced a mi Tri-
bunal por remedio alguno, y que aunque no ha llegado, no por eso he omitido
hacer en favor de esta reacción tan privilegiada quanto me exigen las Leyes,
y sus presentes atrasos. Ha 16 años que sirvo en las Americas, y no he dado
passo por la Divina misericordia de Dios, que no haya sido en favor de ellas,
y de estos primeros avitantes, como es publico á todo el que me haia tratado,
y observado mis obras, y representaciones, las prosperidades de ellas, y estos
han sido siempre mis delicias, y me causa dolor que quando el Perú estava
mas cerca de su Epoca feliz, se haia introducido la Zizaña, y un hecho que le
dejará manchado para todos los siglos. El primer honor, y gloria que guardan
celosamente los Reynos, Provincias, Ciudades, ó Poblaciones, y con ellas sus
vecinos es el dulce titulo de leales, y de ilustres, este honor trasciende a sus
hijos, por el son atendidos, honrados, y favorecidos segun nos lo hacen ver a
cada paso las Leyes fundamentales de nuestra reacción y de todas las demas
cultas del Mundo, y Vuestra Merced, creiendo que urgia mas la encomienda
que este bien que pase con los siglos, ha dado al Perú y su desgraciada estirpe
y casta el horrendo nombre de reveldes, de levantados, y de usurpadores de la
obediencia, que por principio debemos todos a nuestro legitimo Rey, a aquel
que mirandonos tan benignamente, nos ha puesto en el sitial de las Españas,
y las Americas para que completemos nuestras delicias con las abundancia
que nos la reparte desde su Real Trono. Vuestra Merced ha fingido segun sus
edictos, y seducientes convocatorias, que tengo autenticas ordenes suyas para
matar Corregidores sin oirlos ni hacerles causas; Para quitar a los Yndios toda
pensión aun las justas; Vuestra Merced ha promulgado vandos sobre la muer-
te de los Europeos, y Vuestra Merced en fin has señalado en toda la clase de
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