Page 366 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen 3
Inicio de la rebelión
confesó y lo auxilió hasta el cadalzo, sin haber podido comprender otra cosa
de este suceso, sino que era orden real y venía tan fuerte, que se mandaba lo
matasen como pudiesen: este contingente funesto se comunicó en esta al día
siguiente, el mismo en que Vuesa Merced escribe y me es de grave admiración
no hubiese tenido arbitrio de participarlo por una de las muchas vías o modos
que podía presentarle una exquisita diligencia en tan grave asunto, repitiendo
cartas por los rodeos de Livitaca u otras extraviadas sendas: Sea de esto lo
que fuere, pues lo sucedido ya no tiene remedio; lo que importa es, que Vuesa
Merced sin pérdida de un momento con el mayor sigilo y por caminos extra-
viados se ponga en esta ciudad, por que asi conviene al servicio de Dios y de la
iglesia, lo que ejecutará bajo de precepto de obediencia que le impongo y ex-
comunión mayor, dejando primero en su Doctrina fijado el cedulón en que se
declara excomulgado al Cacique de Tungasuca, José Tupa Amaro, que a Vuesa
Merced he remitido por dos vías y supongo a la hora de ésta en sus manos.
Vuesa Merced no deje de cumplir con la mayor prontitud esta orden que le re-
fiero, para que lo deje fijado en su iglesia y se venga de costado. Nuestro Señor
guarde a Vuesa Merced muchos años. Cuzco y noviembre diez y nueve de mil
setecientos ochenta.— De Vuesa Merced afecto el Obispo.— Señor Cura de
Pampamarca, Don Antonio López de Sosa.—
(Al margen: Subscripción)
Es copia sacada a la letra de su original.— Cuzco y noviembre diez de
mil setecientos ochenta años.— Doctor José Domingo de Frias, Secretario.—
(Al margen: Carta del Cura de Urcos)
Ilustrísimo Señor.— Gregorio Dueñas portador de ésta, que fue en la
expedición contra Tupa Amaro y se ha revuelto prófugo desde Sangarará, en
cuya iglesia quedaba nuestra tropa ya en combate, es el que por individuo
podrá decir a Vuestra Señoría Ilustrísima, por medio de un intérprete, todo
aquello de que ha sido testigo. Por eso envío al mismo de expreso. No du-
dando yo de Vuestra Señoría Ilustrísima que sin pérdida de tiempo haga se
comunique esta noticia a los jefes principales de esa ciudad; pues no menos
obligación me corre de avisarla a esos señores que a Vuestra Señoría Ilustrísi-
ma. Dios Nuestro Señor guarde a Vuestra Señoría Ilustrísima mil años como
necesita toda su Diócesis. Urcos y noviembre diez y ocho de ochenta, a las cin-
co y media de la tarde. Ilustrísimo Señor.— Está a los pies de Vuestra Señoría
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