Page 253 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Desde dh° dia 10 hasta el 27 de Diciembre no tuve un minuto de re-
poso. En este intermedio llegaron a la Casa del Rebelde dos Amigos mios
quienes con encarecimiento le suplicaban nos hiciese quitar la vida a Dn. Juan
Antonio Figueroa, Dn. Manuel San Roque, Dn. Juan Martinez, Dn. Francisco
Zisneros, Dn. Yldefonso Mendieta y a mi, que por particular favor les mereci
que ellos mismos por sus manos hiciesen el cordel que me havia de servir de
dogal; pero quizo Dios que se les frustrasen sus deseos por no haber asentido
a tan indigno pensamiento asi el Rebelde, como su Muger y familia. La muger
del Rebelde continuo en visitarme, ofreciéndome ser dueño de quanto ella
llegase a poseer, y que despues de ordenado llegaria a ser Obispo en sus Do-
minios, y yo a todo condescendia porque asi convenia para libertar mi vida,
grangeandole la voluntad como a todos los de su familia.
Estando en este predicamento, un Cholo de la familia me lebantó un
testimonio, y diciendo a la Yndia que queria matarla, y lo mismo a su hijo
mayor; y con este motibo se perdió todo el terreno que se havia abanzado,
y haciendo éstos pesquiza para ver si esto era cierto, ofrecieron plata a los
Guardias que estaban de custodia, con el fin de si estos confesaban, quitarme
la vida; pero Dios que siempre vuelbe por su causa, no permitió que estos de-
prabados declarasen contra mi pues estaba inocente.
Haviendo llegado el Yndio espia con noticia de que los Soldados del
Cuzco estaban cerca del Pueblo, y que venian con animo de sacar a los pobres
cautivos que estabamos en clausura, se alborotaron de tal modo que parecia
dia de Juicio tomando todos sus Armas, y se llevaron por espacio de dos ho-
ras en continuos alaridos y voces que constreñian el corazon mas duro; pero
yo discurriendo fuese cierta la noticia, mostré el semblante alegre, y obser-
vandolo los Guardias dieron parte al Rebelde, e inmediatamente mando me
pusieran un par de grillos bien remachados con los que estuve ocho dias muy
molestado asi por el peso que tenian, como por muy ajustados que se me lle-
garon a inchar las piernas de modo que no podía dar un paso.
El dia 19 cerca de la oracion vino un Cuñado del rebelde a darme
noticia como en el Pueblo de Sangarará havian muerto en batalla a mi com-
pañero Dn. Josef Antonio Urizar, a mi sobrino, Chapetones, y Criollos que
havian venido con animo de sacarme de la prision en que estaba; y era tanto
el jubilo de éste, y de todos los de la Casa (de haber conseguido un triunfo que
no esperaban) que todo aquel dia y el siguiente se llevaron echando vitores, y
yo lo daba todo al desprecio, demostrando alegria porque asi con venia para
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