Page 250 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            Provincia. Y viendo esta determinacion el Rebelde, me llamó al Patio, y me dixo
            al oido que el Corregidor estaba en su Casa oculto porque asi convenia para
            ciertas averiguaciones en que estaba entendiendo, y guiandome éste al quarto
            donde me dixo estaba, se retiró diciendome que entrase a verlo, lo que executé
            con presteza, y de improviso me sorprendieron 25 Mozos que para el efecto me
            tenia prevenidos, quienes con gran fuerza intentaron amarrarme, pero no lo pu-
            dieron conseguir en aquel acto por haverme defendido (aun que sin armas) de
            aquella vil canalla; y preguntando por el Corregidor me dixeron estaba en uno
            de los quartos que tenia con destino para encerrar en ellos a los que iban apre-
            sando; y haviendo entrado donde estaba el Corregidor lo hallé preso en el cepo,
            a quien pregunté qual era el motivo de verse asi, y me respondio lo ignoraba: a
            cuyo tiempo los 25 sayones me embistieron amarrandome con sogas que para el
            efecto ya tenian, y me pusieron en el mismo cepo donde estaba el Corregidor a
            quien sin embargo de verme tan sorprendido le dixe si me havia escrito alguna
            Carta para que viniese a verlo, me respondió que no, en vista de lo que estuve
            fuera de mi, y con recelo de lo que me havia de suceder.
                    A las dos horas de estar en esta fatal prision, recibi una Esquela del Re-
            belde en la que me dice conviene escribir a Dn. Fernando Cabrera para que
            viniera a socorrerme, y que en su defecto experimentaria notables perjuicios, yo
            ciego de colera de verme apresado de un criado mio que me servia de Arriero
            para conducir mis cargas a Potosi, le contesté de palabra diciendo que luego que
            me viese libre de aquella opresion experimentaria agravios superiores a los que
            me havian hecho. A poco rato mandó el Rebelde me pusieran un par de grillos,
            lo que executaron los Guardias con presteza.
                    En la noche de este día como a las 12 de ella, oi un tropel en la Plaza de
            bestias y alaridos de sus gentes que discurri fuese llegada mi ultima ora, porque
            los Soldados que estaban custodiandome entraron en el calaboso donde tenian
            las Armas y estos sacaron rejones, Escopetas, y pistolas haciendo amago de ma-
            tarme, y lo mismo al Corregidor y yo pidiendo misericordia, haciendo actos de
            amor, y con este sobresalto pase lo restante de la noche sin sosiego, y muy inco-
            modo sin mas abrigo que el pellon, pues aunque pedi al Rebelde, unas frezadas
            no me la mandó, teniendo este indigno obligacion si tuviera buena sangre, no
            digo de darme unas frezadas en caridad; sino hacerme todo bien, pues en la
            actualidad me estaba debiendo 1,500 pesos que en varias ocasiones le supli para
            sus ahogos, y otros muchos favores que le havia hecho asi a él, como a toda la
            canalla de su parentela.



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