Page 138 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            silencio. Esta es la acción que por derecho tienen en el dia los Eclesiasticos
            injuriados. Mas como de pasar a deducirlo resultarian desavenencias particu-
            lares, me contentaré con obviar mediante el auxilio de V. S., las declaraciones
            que bosteza el Ynfierno contra el Comun del Clero, desatendiendose de las
            muestras publicas con que ha probado éste su lealtad al Soberano.
                    Si  han de ser afrentados los Eclesiasticos despues de haver ofrecido a
            los pies del Rey sus facultades ya en Donatibos, de ambos Gremios, ya en suel-
            dos que han pagado varios Curas: despues de haber cogido los fusiles sobre
            sus hombros para marchar por la Plaza Publica, despues de haber hecho en
            mas de dos Meses el Exercicio Militar en mi Casa Episcopal, humillandose al
            mando de un Oficial que los enseñaba, retando alguna ves a los que parecian
            inexpertos, y exponiendose algunos de estos pobres al sonrrojo de asistir a
            las Evoluciones con ropa telar por no tener otra; despues de haber hecho la
            Guardia por el mismo Espacio, circulando de noche la Ciudad al rigor del
            frio, haciendo estos de Centinela en las bobedas de ese Quartel, y torres de mi
            Catedral, sujetandose a la formalidad de mis revistas con pena de Carceles o
            reclusiones en el Colegio, y forsados a costear y buscar prestadas las Armas
            de que por su Estado carecian: despues de haber obedecido los Curas mis
            ordenes fixando en sus Yglesias las declaraciones casi a vista del Rebelde, y
            sus Aliados, y predicando a sus Feligreses la obediencia al Soberano: despues
            de haber pasado perseguidos muchos de ellos las noches en los Montes y Ca-
            bernas sin otro reclinatorio que las piedras, sin otro Pabimento que el suelo, y
            sin mas cubierto que un Cielo tal vez lluvioso: despues de haberlos empeñado
            mismo a residir en los Curatos en medio de las hondas, lanzas, bocas de fuego,
            y de unos Barbaros sin misericordia: despues de haber penetrado en calidad
            de presos a todo riesgo el Real del Enemigo (en que Dn. Francisco Lazarte pe-
            reció a manos de los rebeldes) para que lograse noticias convenientes la Junta
            de Guerra, no pudiendolas adquirir de otro modo: despues de haber sido pre-
            sos y destinados al fuego, como lo testifican los prisioneros de Tinta: despues
            de haber sido muertos unos en horcas, otros con palos, y otros con balas, en-
            tre, los que son conocidos cinco a saber Dn. Manuel Salazar en el Collao, Dn.
            Gregario Espinoza en Langui, Dn. Luis Valencia en Usicayos, Dn. Bernardo
            Puente en la Trinchera de Paucartambo, y Dn. Tomas Cardenas en el camino
            de este Asiento a la Ciudad, haviendolo sorprendido los Yndios al tiempo que
            les predicaba sujecion a nuestras Vanderas: despues de haber perdido tan-
            tos Fundos en que Conventos, Monasterios, y Capellanes han quedado por



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