Page 223 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. II
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            con la pólvora que se ha hecho, a costa de los propios sin gravamen de la Real
            Hacienda y se reparen de nuevo, para que se compongan cualquier defecto y
            principalmente las cureñas de las piezas de artillería que están deterioradas,
            surtiéndolas de los utensilios que faltaren; y que haciéndose los cartuchos y
            metrallas para ellas se nombren algunos más artilleros prácticos, que los hay
            al presente y hagan guardia uno, o dos cada noche en el principal donde hoy
            están colocadas estas y las demás armas; y cualquiera gasto que se ofrezca, que
            será corto se haga por lo pronto por todos los caballeros militares a que estoy
            dispuesto y contribuiré en prorrata. Que se admita la propuesta hecha por el
            Señor Coronel Don Josef Andía, en lo que respecta al aumento de municiones,
            pues cuando no se consuman en esta ocasión, quedarán de repuesto en la Sala
            de Armas y se le den las gracias por este servicio en cuanto a disposición y
            prontitud de milicias, cuidará de que se hagan revistas y cada capitán apronte
            su Compañía para verificar el turno de la guardia de cada noche y que se le
            comunique el orden conveniente, para acudir al principal, que podrá tener
            por aviso el de dos tiros de cañón y que ésta sea la seña común a toda la ciu-
            dad, asándose la noticia en la forma que le parezca al Señor Corregidor. Que
            se haga numeración de toda la gente española y mestiza que hubiere, encar-
            gándose de esta diligencia los alcaldes de barrios y otras personas, y se tomen
            razón de las armas, que tuvieren, para que acudan con ellas al principal y si se
            hallaren forasteros vagantes, sin oficio, se le obligue a presentar ante el Señor
            Corregidor, para que salgan luego de la ciudad, pues esta especie de gente sue-
            le causar las alteraciones, por lograr la ocasión del robo. Que la Compañía del
            Comercio, que es la primera de mi Regimiento, se refuerze alistándose en ella
            a todo comerciante forastero, sin excepción, aunque sean oficiales militares de
            otras partes, y que de los vecinos y gente honrada que se numerare y no estu-
            viere comprendida en las compañías de uno y otro regimiento, se formen una
            o más compañías, que pueden ser de satisfacción, para operar en cualquier
            acción, debiendo entenderse, que aunque el vulgo ordinario pueda mover la
            inquietud, hay mucha gente fiel, de quien se debe confiar, que hasta aquí no
            ha dado contrarias pruebas, antes si repetidas evidencias de su fidelidad en
            todos tiempos y en la ocasión de verse sublevadas otras ciudades y provincias,
            pueda esta exceptuarse, sin embargo de los presentes movimientos, pues se ha
            experimentado la prontitud con que acuden a la gran guardia todos los veci-
            nos distinguidos y gente de honor, sin exceptuarse ninguno por carácter, ni
            edad y que hacen lo mismo los demás, que turnan y los que se ejercitan en el



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