Page 201 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. II
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
hubieran indubitablemente destrozado; pero como son prudente precaucion
se hubiesen separado y acogido ocultamente al Convento de la Merced, con-
siguieron con ello el salvar sus vidas. Y aquella misma noche pasaron los tu-
multuados a la tienda de mercancia de Don Jose Canderros (que es un comer-
ciante honrado), y por sólo tener éste introducción en la casa del Corregidor
Don Baltasar, lo conceptuaron con error que era cajero suyo, y se precipitaron
al exceso de quitar sus puertas, y saquear cuanto en ella habia que en mi con-
cepto podria ascender a cuarenta mil pesos.
En este estado al siguiente dia 17 salió a luz el Corregidor Don Bal-
tasar; y segun supe, por mera noticia, empezo a dar las providencias que le
parecieron oportunas para contener tanto desenfreno. Mas pareciendome a
mi serme mas necesario que nunca el restituirme a mi provincia de Camana
resolvi el ponerme, cual me puse luego al punto, en camino con no pequeño
riesgo de mi persona, extraviando caminos, y valiendome para los primeros
pasos del auxilio de Don Diego Pober, quien me hizo el favor de conducirme
personalmente a su hacienda de Guasacache, en compañia del Doctor Don
Diego de Salamanca; y salvando asi mi vida, pude restituirme a la Provincia:
de donde hago a Vuestra Excelencia este expreso.
Y paso a decir igualmente a Vuestra Excelencia que a vista de tan terri-
bles hechos (que no sabemos los extremos a que hayan de llegar), debe justa-
mente recelar que los de las Provincias confinantes puedan tal vez alentarse a
su imitación, en el caso de que prevalezcan y permanezcan en pie los indicios
que dieron ocasion a los ya referidos alborotos acontecidos en Arequipa; esto
es, si permanece la Aduana en el pie que nuevamente se ha ordenado, y si se
procede a la numeracion de cholos y zambaigos para el reglamento de tributos
que éstos hayan de pagar posteriormente. Pues ambas resoluciones son todo el
movil de los excesos, y atentados expuestos que se han cometido, y no se sabe
a qué términos de fatalidad hayan de llegar, con peligro conocido de que se
pierdan las Provincias, y tal vez aun el Reino.
Por cuya justa consideracion, me ha parecido conveniente y aun muy
propio de mi obligacion el suspender por ahora la enunciacion referida que de
zambaigos y cholos se me mando hiciese por el Señor Visitador General (Jose
Antonio de Areche), y tambien la Aduana; pues uno y otro he graduado muy
preciso y forzoso, en tal manera que de otra suerte han de ser cuasi insepara-
bles e imprescindibles los propios alborotos, y tal vez mayores en esta Provin-
cia, como que son iguales los motivos, que son en grande manera sensibles
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