Page 145 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. II
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
ta que, visto que mis padecimientos iban recreciendo, destiné pasar á la ciudad de
Buenos Aires, á reclamar justicia al vuestro Virey, á pié, desde mi pueblo, y pidiendo
limosna por todo el camino; quien atendiendo á mi justicia, se sirvió librar un des-
pacho superior, para que yo sea amparado en la posesion de mi empleo, y probase
los aumentos de los reales intereses de V. M. Pero sucedió, Señor, que á mi regreso
encontré en mi provincia un corregidor ambicioso, de leónicas entrañas, nombra-
do D. Joaquin Alas, quien paniaguado con un mestizo, nombrado Blas Bernal, que
obtenia mi empleo, consiguió ocultar los despachos superiores, castigándome con
crecidos tormentos de azotes, prisiones, ya en la cárcel de Potosí, ya en la cárcel de
corte de la Real Audiencia, consiguiendo ocultar mi justicia, mediante los depra-
vados intentos y cavilaciones de este corregidor, acreedor este al propio nombre de
Lutero y Calvino. Hasta que en este estado, faltándoles el sufrimiento á los indios de
mi comunidad, é impuestos que el corregidor venia con crecido número de solda-
dos á defender su tirano reparto, entonces se convocó alguna porcion de indios en
el valle que llaman Guancarani ó Guañoma, y le hicieron presentes casi todos los
movimientos, y total ruina de la provincia, ya por medio de varios sacerdotes como
por el conducto de otras inteligencias en nuestro idioma; pidiendole quitase algu-
nos Gobernadores españoles ó mestizos que atormentaban nuestras desdichadas
vidas, sacase de la prision á D. Tomas Catari, nos rebajase•el tirano reparto, tanto
por los precios tan exhorbitantes, cuanto por el mucho y crecido número de cerca
de 400,000 pesos, á que ascienden sus repartos. Prometió su palabra asi lo egecuta-
ria en el pueblo de Pocoata, al tiempo de despachar la mita: y como todo su fin se
encaminaba á usar nuestra humildad y conseguir el cobro de su ambicioso reparto,
se desentendió, afianzando sus esperanzas en porcion de soldados que comandaba,
y en los informes falsos, maliciosos y voluntariosos que hizo el corregidor, acrimi-
nando á los indios, y alegando que no querian pagar los reales tributos, ni enviar la
mita. En este estado se dió una sangrienta batalla, injusta, leónica, solo por solapar el
tirano reparto, muriendo en la batalla algunos españoles parciales del corregidor, y
cerca de 300 indios tributarios é hijos de V. M. ¡Es posible, Señor, que la C. R. P. de V.
M., nos haya puesto en el centro del olvido en que siempre vivimos, en la inteligencia
de que S. M. es el único padre y protector nuestro! ¡Válgame Dios, que pérdida tan
exhorbitante ha tenido V. M. con la muerte de sus tributarios, así en sus reales inte-
reses, como en su real mita!
Es verdad, Señor, que, como dicho es, en Pocoata murieron los citados es-
pañoles é indios, mas no por esto debe decirse, ni darle los visos de que los indios se
levantaron, porque allí se despachó antes de estas muertes la real mita, y se le dijo al
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