Page 141 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. II
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Yglesia, y estando la puerta cerrada y las llaves en poder del Sacristan, que estaba
metido entre los Yndios alzados, quebrantaron las herraduras a fuerza de empujones
y lograron entrar en ellas, lo qual visto por los Yndios determinaron sacarlos para
dar a cada uno la cruel muerte que tenian premeditada. Viendo el Cura de Pocoata
este horrendo atentado, quiso sacar a nuestro Amo para aplacar aquel despechado
tumulto, pero los Yndios le dixeron que en nada se metiese, y se retirase a su Casa
antes que le sucediese algun trabajo.
Murieron en esa batalla. treinta de los nuestros, y de los contrarios mas de
doscientos Yndios con un crecido numero de heridos. Al Asesor Benavides lo hicie-
ron prisionero, y sacandole la lengua vivo, le acavaron a pedradas y palos, hacien-
do despues destrozos del cadaver. El Capitan Dn. Joaquin Cueto se libró del grave
peligro en que se hallaba cercado de Yndios, por un soldado de su Compañia que
teniendo un chuzo de un palo como de dos varas, tiró con él tan furioso golpe que
ensartó tres Yndios perfilados, dexandoles clavados en la pared, en la que se entró
parte del rejón. Buen golpe a la verdad si a ella no falta el autor de la noticia o quien
se la ministró.
A las quatro de la tarde dispuso el Cura de dicho Pueblo que huyese el Co-
rregidor antes que los Yndios pensasen en alguna invasion con ruyna de la Yglesia,
y de los refugiados en ella, y haviendole sacado por una claraboya del Altar Mayor
montó en un Cavallo, y partió en carrera: pero dió en la Campaña con un trozo de
mas de tres mil Yndios que le prendieron botandolo del caballo de una pedrada.
Arrancaronle la venera, y despojanlo de sus vestidos fue lastimosa presa de aquella
canalla, pues por quitarle la vida a fuerza de ultrajes y martirios lo llevaron sin senti-
do a una choza, donde le quitaron hasta la camisa; y le pusieron un coton de Yndio, y
calzones de cordellate: y despues que volvio en si le dieron de comer maiz mal moli-
do con pepitas de aji, diciendole que aquel traje y alimentos tenian los pobres Yndios
para pagar al Rey sus tributos, y a él sus injustos repartos por lo que se dispusiese a
morir. A este fin le hicieron caminar descalzo mas de quatro leguas por Montañas
asperas y frigidas, conduciendolo al Pueblo de Macha donde le aseguraron con
prisiones.
Los pobres refugiados en la Yglesia viendo por las rendijas de la puerta que
tenían bien cerrada y trancada, las atrocidades que executaban los Yndios con los
cadaveres que estaban en la Plaza esperaban por momentos que en ellos hiciesen
iguales rigores. Pero luego que se supo en Pocoata la prision del Corregidor Alos,
se sosegaron los Yndios, y no malogrando el Cura Dn. Francisco ésta oportunidad
salió con vestidura sagrada y un Crucifijo a exortarlos con animosidad. Ofrecieron
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