Page 140 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. II
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Volumen 2
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            no podia ser preso. El Corregidor revestido de paciencia les dixo que si era Cedula
            se lo llevasen; pero los Yndios haciendo mofa con risadas y gestos se apartaron de él.
                    El 26 a las diez de la mañana se observó una multitud de Yndios que cu-
            brían los Cerros y Campaña enderazandose al dicho Pueblo de Pocoata con mucha
            algazara y ruidoso sonido de cornetas. A las once compareció Damaso Catari que
            comandaba esta turba, y puso en manos del Corregidor un escrito en que pedia le
            entregase a su hermano Tomas, pues sabia de cierto que lo tenia preso, y encerrado
            en una Caxa, y que de no hacerlo usaria de su derecho. El Corregidor dió el escrito al
            Dr. Dn. Josef Benavides que por su desgracia o destino siendo hombre de conocida
            comodidad por sus ricas Minas lo habia acompañado sirviendo de Asesor; y visto
            por el Yndio que no se le despachaba con prontitud dixo con ánimo resuelto, y sin
            el menor temor de los soldados que le rodeaban hablando con el corregidor: Des-
            pacheme, porque el Sol se me pasa para dar mis ordenes, pues para mi y los mios lo
            mismo es morir hoy que mañana. Diósele el escrito proveido para que ocurriera a la
            Real Audiencia de Charcas donde estaba preso su hermano. Luego que salió Dama-
            so de la Casa del Corregidor pasó a la Plaza y pegó fuego a una Camareta a cuya seña
            precipitadamente se fueron acercando los Yndios al Pueblo con hondas y piedras en
            mano.
                    A vista de este movimiento se pusieron las quatro Compañias en defensa de
            las boca calles, y el Corregidor puesto a cavallo con espada en mano mandó llamar
            a Don Pedro Caypa Casique Gobernador de aquel Pueblo que hasta entonces no
            habia hecho demostracion alguna manteniendose en indiferencia, y haviendo com-
            parecido le dixo; que como permitia que los Yndios Machas le faltasen al respecto?
            que juntase su gente y saliese a contenerlos. Montó este Yndio a cavallo, y con dos
            Alabarderos (Honor de los Gobernadores de Pocoata por gracia del Sr. Don Felipe
            Quinto) marchó como a distancia de media legua, y en lugar de contener a los tu-
            multuantes, le previno que ya era tiempo de acometer, pues los Españoles se halla-
            ban con mucho temor y pocas fuerzas, y que su gente se incorporaría en el Pueblo.
                    Buelto el Casique a presencia de Alos, le dixo en vos alta: Corregidor ya no
            teneis remedio; y dandole con las espuelas al cavallo, hizo despues una demostra-
            cion de dar dos bueltas con el sombrero al ayre a cuya señal los Yndios que ya se
            havian acercado, acometieron al Pueblo con descompasados alaridos y estrepitos, de
            Cornetas por las quatro principales calles y Callejon de la Plaza. Resístioseles desde
            las dos de la tarde hasta cerca de las quatro; pero cediendo a la multitud de Yndios
            que cargaban (pues segun computo prudencial pasaban de diez mil sin incluir los
            del Campo), se fueron retirando los nuestros haciendo fuego hasta que ganaron la



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