Page 703 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            se ha suspendido por ella el trabajo, me confirma que si se paga bien, no será
            éste el mayor de los perjuicios que se experimenten.
                    Todos los insinué bien menudamente a los intendentes, y se los re-
            comendé tanto como V. E. habia visto en la Instruccion práctica que les dí,
            acompañada de un ejemplar de la ordenanza de V. E., y siendo ésta el más
            auténtico que puedo yo dar de los cuidados que me han debido hasta entónces
            el fomento y progresos de la minería, omitiré otra infinidad de testimonios,
            y paso al último que los comprueba con los efectos que ya se reconocen, en
            virtud de las providencias dadas despues para no diferir por más tiempo mis
            deseos ni la práctica de aquella ordenanza.
                    La venida de D. José Coquet por Abril del año antecedente me ofreció
            el más seguro medio para su cumplimiento, porque en vano sería tratar de ob-
            jetos que no habia quien los entendiese ni ejecutase, y aunque nunca dudé su
            inteligencia, como la real órden con que se me anunció su destino, se daba con
            razon la preferencia al de explorar y mejorar la mina de Guancavelica, estando
            para partirse á ella su nuevo jefe, creí forzoso esperar aquella oportunidad
            como la más propia para el reconocimiento, por el que indispensablemente
            habia de practicarse en la prolija entrega de la mina, y por eso, en los meses
            que corrieron de Abril á Octubre del año pasado, no pensé ni me moví á trasar
            los otros puntos de la minería de oro y plata; pero luégo que vi desvanecida
            esta idea por la excusa de Coquet, que el Virey sostuvo, en pasar á Guancave-
            lica, volví á aquella parte todos mis conatos, y le encargué que, teniendo á la
            vista la citada Real ordenanza de Méjico, me propusiera los medios de ejecu-
            tarla con todos los demas que su instruccion le dictase para el logro de una
            empresa que deseaba por momentos ver á los ménos principiada.
                    Cumplió aquel hábil profesor mi encargo, y sin demora trabajé los
            prolijos informes que V. E. habia ya recibido con el núm. 520, y como el exá-
            men de aquellos documentos ha de dar las noticias que sólo por una molesta
            repeticion podria yo extender aquí, añadiré las que han sido posteriores, pues
            aunque no es todavía tiempo
            de que pueda verse el fruto de las fatigas de Coquet, Urquizu y demas que les
            acompañan, no obstante se han alcanzado ventajosos descubrimientos, que
            desde el primer paso están anunciando su importancia.
                    El primero ha sido el reconocimiento y ensaye de muchas y ricas mi-
            nas del partido de Guarochiri que por fundicion han multiplicado prodigio-
            samente su ley, el segundo, áun más interesante, es el de una mina abundante



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