Page 60 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
                                                             Representación de la ciudad del Cuzco
                    42.  Fuera de este agravio que hacen particularmente á los indios, tras-
            ciende tambien á los pasajeros y arrieros, pues cuando se piden los tales avíos,
            y más si son de muchas mulas de carga y de silla, como de regular las ocupan
            para sí y otros agregados, las buscan y quitan de los que transitan, dejando sus
            cargas en la campaña, de que experimentan daños y quebrantos en sus efectos,
            ya por la intemperie de los parajes y tiempos, como porque les devuelven sus
            cabalgaduras maltratadas, por lo que difícilmente prosiguen sus viajes, de que
            se les origina que no proporcionando llegar con sus efectos al tiempo señala-
            do, porque no en todos los parajes se puede transitar los caminos á los parajes
            donde hay ferias, los ven perdidos, por pasarse las dos ocasiones de tiempo
            y feria, por lo que las más veces, si pueden, redimen estos perjuicios á costa
            de mucho trabajo, ó dando de los efectos que llevan (que es lo más regular,
            por la pobreza con que caminan), á los alcaldes o criados de los mismos co-
            rregidores, que suelen coaligarse para esta estafa con los ministros que cogen
            avíos, y así no dejan vecinos ni pasajeros á quienes no tiranicen, sobre que son
            muchos los recursos y quejas á los corregidores, pero de poco efecto, pues rara
            vez admiten peticiones en este ni otro punto alguno, desentendiéndose de la
            justicia con decir que sirven sus oficios sólo para atender á sus adelantamien-
            tos, y no para juzgar pleitos, por lo que dicen que las partes se compongan
            como puedan.
                    43.  Esto es tan general, que los propios familiares de los corregidores
            despiden á los querellantes cuando les ven llevar peticiones, y les amonestan
            sólo entendiendo en sus cuentas y cobranzas, y que sólo les dejan entrada si
            llevasen la plata que debieren ó alguna dádiva con que congratularles, y con
            todo, lo que consiguen es que se dé comisión á unos hombres idiotas, capaces
            de trastornar el pleito por un trago de aguardiente ó cualesquiera otro regalo,
            por lo que estafando á ambas partes, dejan el pleito de peor condicion; así se
            administra justicia y se ven sin determinar pleitos que duran muchos años por
            la desidia de los jueces en no circular las provincias personalmente, hacer vista
            de ojos ni deslindes sino á intereses particulares, porque cuando lo hacen es
            ofreciendo algunas de las partes crecido interes, mirando de este modo con
            total desprecio la justicia, especialmente la que tienen los miserables indios,
            que es postergada por motivos dichos.









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