Page 62 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
                                                             Representación de la ciudad del Cuzco
            de las maldades, que así se puede llamar la casa de los corregidores, los que
            sólo hacen algun acto de justicia con título de ella para mayor escándalo; y es
            rondar á los delincuentes para conseguir la mujer que no pudieron, ó que les
            den una crecida dádiva para que bajo este punto ofenda á su divina Majestad;
            en cuyo asunto se omite lo que se pudiera decir áun con moderacion, porque
            en lo referido, y en lo que se verá en el tratado de curas, parece es suficiente á
            comprender el mal procedimiento de unos y otros hasta el de los juegos prohi-
            bidos por leyes y cédulas de los señores Felipe V. y Fernando VI glorioso padre
            y hermano V. M., de que olvidados los corregidores, en casa de la justicia se ve
            hecha teatro de garitas, en que estafan y pervierten á cuantos en ella entran, de
            que se ha seguido ruina de familias enteras.
                    47.  Se extiende su desacato á la desobediencia de las justificadas órde-
            nes y Reales cédulas modernas de V. M., y sirva de ejemplo el poco fruto que
            ha producido una novísima en que se les manda tengan atencion á que los cu-
            ras no desamparen á sus doctrinas, y que si lo hacen le rebajen la contribucion
            de sus sínodos y les pongan en la caja Real de distrito, que hasta el presente
            no se ha verificado, siendo notorio hallarse algunos curas en esta capital del
            Cuzco años enteros con grave escándalo y total desprecio de la conminacion,
            la que no ejecutan, porque no se les impugnen á los corregidores sus defectos
            y excesos en repartimientos y cobranzas, que éste es el orígen de todos los
            males.
                    48.  Si sirviesen los corregidores libres de estos comercios, serian celo-
            sos del cumplimiento de sus deberes, y en lugar de los libros de caja tendrian
            tiempo para abrir y manejar las ordenanzas, y se lograrian ver los buenos efec-
            tos de su ereccion y establecimiento, pues cuando la ociosidad, y no la obli-
            gacion les moviese á leerlas, podria esperarse les estimulase la conciencia á su
            ejecucion y que fuesen celosos de la administracion de justicia y bien público,
            que todo lo impide la atencion á sus intereses.
                    49.  En ningun pueblo se observa que haya preceptores, cajas de co-
            munidad, obras públicas, repartos de caminos, aderezos de acequias, ni otras
            cosas menudas de que tratan las ordenanzas; y todo este mal resulta de que no
            las leen, y de que sólo se ocupan en lo expresado arriba, constituyéndose los
            corregidores en comuneros enemigos del bien público y en lobos en lugar de
            pastores.
                    50.  Cuando llegan á morir los indios y habitantes de los pueblos, tie-
            nen cuidado los corregidores de cargar con todos sus bienes y anticiparse á



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