Page 433 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
P. 433
Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Ahora veo que, con justa razón, todos los señores del Real Consejo
246
aclamaron a Vuestra Señoría Ilustrísima, ante su Majestad «nuevo restaurador
del Imperio», al tiempo de proveerse la mitra del Arzobispado de La Plata, por
estar todos los dichos señores cerciorados e informados, plenamente, de los
leales y grandes servicios con que Vuestra Señoría Ilustrísima se ha empleado
a favor de nuestro amabilísimo Monarca y Señor.
He tenido por conveniente, Ilustrísimo Señor, explanar por extenso
los laudables hechos de Vuestra Señoría Ilustrísima así, porque todo es de pú-
blica voz y fama, como por patentizarle a la maledicencia y convencerla; pues
con el motivo de haber bajado Vuestra Señoría Ilustrísima a la Ciudad de los
Reyes, ha abierto tanto cauce para decir tanto, que no hay oídos para oír, cora-
zón para sentir, ni ojos para llorar por lo que, como su más humilde y rendido
súbdito, me he visto no sólo precisado, sino obligado en concurrir, siquiera en
un ápice, en la defensa del honor tan recomendable de mi ilustrísimo Prelado
y Señor, exponiendo con mi tosca pluma y mi rudeza lo que siente doloroso
mi ardiente corazón, entre tantos esclarecidos y sabios que han cogido, con el
mayor empeño, la defensa de su esplendor y grandeza.
Bien pudiera mi humildad no extenderse a más de lo que la santa obe-
diencia me ordena; pues reconozco que lo demás ya es transgresión de pre-
cepto, y por esto digno de ser remunerado como culpado; pero como la ley de
defender el honor de Vuestra Señoría Ilustrísima pesa más, me he expuesto a
hacer lo que no debía como obediente, mas no como amante, que entonces
cabe ya la epiqueya de la Ley.
No son mis aserciones y propuestas, Ilustrísimo Señor, énfasis o sofis-
mas con visos de lisonja, que a ser así, a más de ponerme bajo el más ruin des-
precio del Mundo, sería también echar una densa nube a los lucientes y claros
servicios de Vuestra Señoría Ilustrísima, y por lo consiguiente perdimiento de
respeto a la más recta y seria dignidad de Vuestra Señoría Ilustrísima; y como
mi pequeña demostración de amor cede en loor y defensa del recomendable
honor de Vuestra Señora Ilustrísima, me ratifico una y mil veces, y cuantos
el derecho me permite en lo que digo; pues estoy obligado, pudiendo hacer, a
mirar por la grandeza y honor de Vuestra Señoría Ilustrísima, como todos los
__________________
246. Corrieron muchas papeletas de señores distinguidos. Fué muy singular el júbilo de su amada América y de su apreciada clerecía.
[nota del autor]
432