Page 429 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            pues si éstos, como dicen Horacio, Eusebio Cesariense y otros, con la fuerza
            de su divina poesía y suavidad atractiva de su vihuela, o cítara, arrancaban de
            raíz los árboles, sacaban de su asiento las grandes peñas, detenían las rápidas
            corrientes de los ríos, y suspendían las ligeras aves que por el claro aire iban
            volando. Chuquimia, otro que Anfión, con el extraordinario concierto de su
            tan sonado órgano bélico,  hizo que los hombres feroces y . agrestes, que
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            rebeldes y remontados ocupaban los climas y lugares más ásperos e incultos,
            viviesen vida humana, reducidos a razón y policía,  porque al sonado eco de
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            su instrumento, no pudiendo contrarrestar de vencidos, tuvieron por remedio
            el humillarse.
                    Ninguno  puede  apercibir  la  corona  de  sus  merecimientos,  decía  el
            Apóstol, sino aquel que legítimamente cantó victoria de sus enemigos; y si en
            legítima lucha bregaron estos valerosos Martes, defendiendo el honor de Dios,
            del Rey y de la Patria, con evidente peligro de sus vidas; y alcanzaron victoria a
            fuerza de sus armas, como comprueban sus hechos y decantan sus empresas;
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            luego es de razón y de justicia el que también celebren sus triunfos. Y, hoy que
            se restituyen, gloriosos, al amable abrigo de la Patria, ocupen los refulgentes
            solios de sus merecimientos; disfruten los carros triunfales, habidos por sus
            hazañas; reciban, con el mayor aplauso, los agasajos, los festines y asambleas;
            imiten en grado más heroico a los Césares, Aurelianos, Pompeyos y Marco
            Antonios, que si estos preexcelsos príncipes ostentaron sus grandezas tirados
            de los ciervos, o elefantes, o leones, mas los invictos americanos ostenten con
            todos, de golpe o con alternativas, por la variedad de sus triunfos victorio-
            sos. Ciñan sus gloriosas sienes, después de laureles y palmas, tantas coronas
            cuantas inventó la sabia política de los hombres, en decoroso testimonio de la
            virtud y del valor. Si la «corona obcidional» que, según Plinio,  era labrada de
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            la más humilde grama, y ésta se daba, por ser la más alta, al valor que rompía
            y levantaba el cerco enemigo, la tienen por sus cabellos; porque no sólo rom-
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            236. Don Manuel Chuquimia, en La Paz, de los fusiles viejos, verbo cañones no más, hizo un ardid de ir amarrando uno con otro
            hasta 30 ó 50, en dos palos a manera de órgano estaban puestos; hacía poner en algún alto, cerca de algún montón de indios; pegaban
            (fuego) con una mecha por un canto, corría la seba a todos, y asi descargaba de golpe; de éstos tenia varios. Este es ese órgano de
            Chuquimia muy sonoro. [nota del autor]
            237. Con este órgano y su mucha gente rodeaba los pueblos, y no quedaba ni uno; y a los cerros más elevados, con este ardid, daba
            avance. No hay persona de La Paz que así no cuente. [nota del autor]
            238. Todas las tropas nuestras, en lo mas fuerte del alzamiento, se estaban paseando en todo el Collao. Diego (Túpac Amaru) escapó
            en Langui, porque del pelo los suyos lo arrebataron, cerro arriba. y sino la tropa de Paruru lo pesca. [nota del autor]
            239. Plin. lib. 22. Hist. Nat. [nota del autor]



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