Page 430 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
Estado del Perú
pieron y levantaron el cerco enemigo, sino a los mismos enemigos dejaron en
riscos, peñas y campos, hechos cercos para resistir a sus enemigos. Si la «co-
rona mural» que era de oro, y ésta se daba al primero que escalaba los muros,
la obtienen por derecho; porque no sólo escalaron los muros inexpugnables
enemigos, sino que los dejaron hechos muros de sus muros, y pasto insaciable
de las aves. Si la «corona oval» que se componía de mirto, árbol dedicado
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por la gentilidad a la diosa Venus, y ésta se daba a los que conseguían victo-
ria de menos ilustres enemigos, como piratas, o esclavos, la ocupan a menos
costa; porque han derrotado en sus mismos sitios a estos piratas que, hechos
esclavos de su ambición avarienta, maquinaban una fatal ruina en mueble, y
permanentes. Si la «corona cívica» que era de oro, y ésta se daba a los que li-
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braban de la muerte a los ciudadanos, y con ésta triunfan aclamados, y son sus
perpetuos, obligados y pregoneros el Cuzco, La Paz, Arequipa, Huamanga y
todas las provincias sublevadas, desde Lima hasta el Río de la Plata; porque
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impelidos de su valor y generosidad, cortaron el cáncer que grasaba, conju-
rándose los unos pueblos con otros, y unas provincias con otras; arrojábanse
amorosos, por riscos, montes y las más bravas cordilleras, a libertar a los que
cautivos gemían en poder de los indios sarracenos. Si la «corona castrense»
que era de oro, y ésta se daba al primero que ponía el pie en el campo del ene-
migo, por cuya razón estaba en forma de balbarte, la disfrutan con el lauro;
porque girando combatientes por todas partes, no sólo han puesto el pie en el
campo del enemigo, sino que a los mismos enemigos, por cientos y miles, han
hecho poner en sus campos no los pies, sino las rodillas, con las lágrimas en
los ojos, pidiendo misericordia; y como no es triunfo del vencedor conseguir
victoria del rendido, en señal del Real Perdón, les batía la bandera, y gozaban
de su libertad.
Triunfen victoriosos los Aurelianos, ostenten sus grandezas los Cé-
sares, hagan tirar sus carros triunfales los Pompeyos, los Marco Antonios, y
ciñan sus gloriosas sienes las varias coronas, por la diversidad de sus victorias;
mas saliendo también a campaña las victorias y triunfos de Vuestra Señoría
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240. En Azángaro, Nuñoa, Queguar, Langul y otros lugares, no se podía contar los indios muertos. Los perros hacían sus nidos entre
los indios muertos. [nota del autor]
241. Estaban actualmente saqueando las haciendas, muchas veces repartiéndose lo robado, y así los destrozaban, rodeándolos. [nota
del autor]
242. Repentinamente cogieron a los españoles, y a más no poder (éstos) se hicieron sus partidarios por escapar la vida y la de sus
mujeres e hijos. Muchos escaparon dentro de las montañas de los chunchos. En Charasani todas las mujeres habían escapado en un
monte. Muchos sacerdotes y españoles fueron rescatados y liberados por los nuestros. [nota del autor]
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