Page 427 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                                    En Cuenca nació Orellana,
                                      Laesequilla es de Piura;
                                       Villalta, la hermosura
                                      de esta esfera peruana;
                                      en Tacunga, villa ufana,
                                      tomó su aliento Flores.
                                    Dignos de eternos honores
                                    son los cuatro americanos;
                                 pues se han hecho, por sus manos
                                     cuatro reconquistadores.
                                         DEUS-PATRIAE


                    Omito la contrapropuesta por no dilatarme.  ¿Y qué diremos de Bue-
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            nos Aires? En este dilatadísimo Virreinato se han señalado muchísimos héroes
            de grande nombre, así en proezas como en méritos y ascensos, tanto que Su
            Majestad, dándose por bien servido, ha remunerado a sus principales agentes,
            en todas clases, con los mayores puestos, privilegios y gracias, que no tienen
            que desearse, por estar todos según sus graduaciones muy bien retornados
            por sus leales y sobresalientes servicios; y no obstante la valerosa y triunfante
            espada del Señor Presidente Don Ignacio de Flores, hase mirado sobrepujante
            entre tantos esclarecidos por ser la más sonada in toto orbe terrarum; porque,
            cual otro Ulises; Aquiles o Bernardo del Carpio, ha sabido dar muestras muy
            singulares y con el de su fidelidad, no con dichos, sino con sus admirables
            hechos. No acabaron de darle el comando general en servicio de Su Majestad,
            cuando ya se mostró vencedor, valeroso escudo del Monarca y restaurador
            del Imperio; así publican sus hechos aclaman sus hazañas; y el tiempo que
            es el clarín de su fama, a voces, lo ha manifestado; pues a no haber socorrido
            infatigable a todas partes, y andádose tan vigilante auxiliador, tal vez, hoy, le
            hubiéramos llorado a Buenos Aires cadáver insepulto, entre los desprecios de
            la desdicha.
                    Y querer epilogar sus proezas, sería empezar para nunca acabar, por
            ser tantas y en diferentes países.  Decanten, pues, sus proezas victoriosas en
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            233. Muchísimos rescriptos honoríficos vinieron de Buenos Aires. [nota del autor]
            234. En el cerro de Collana dió mucho que hacer don Manuel de Chuquimia, y ahí sonó mucho su órgano. [nota del autor]




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