Page 211 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
teria de sus victimas, inmolaciones, libaciones y holocaustos. A esto limitaban
las expensas de su culto; y si erraron infelizmente en sus Numenes; ciñeron
prudentemente sus ofrendas a aquello mismo que antes de nuestro incruento
sacrificio, hazia la magnificencia de aquella antigua ley que preparaba a la
nueva de gracia.
Esta suavidad de su Polltica, esta dulzura de sus Leyes, esta detestacion
de sacrificios cruentos de humanas victimas, los debe colocar en el orden de
mentes llenas de luces naturales, capaces de hazer honor a la humanidad. Ver-
guenza es que se llegase a dudar si se habian de colocar entre los Individuos de
la especie humana, ó degradarlos sino hasta el grado de bestias, al de una clase
media entre lo racional y lo irracional.
El sabio Frances Juan Pedro de Bougainville que murio en 1763 ha-
blando de ciertos Monos que se encuentran en el reino de Mayomba sobre el
Golfo de Guinea de singularismo instinto, de la altura de un hombre, aunque
mas gruesos, y de unas operaciones que se acercan muchos a las de los hom-
bres, por las quales los Cartagineses quando arribaron a aquella costa bajo
la conducta de Hannon, los tuvieron por hombres: dice que este error de los
Cartagineses es mas tolerable que el de los que pretendieron que los America-
nos eran especie media entre hombre y mono, hasta que un Breve del Papa los
desengañó.
Era otra excelencia de los Peruanos el aprecio que hazian de la vir-
ginidad. Su famosa Casa de Virgen es en que las de calidad eran obligadas a
conservar su integridad perpetuamente haze que esta nacion tomada a este
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aspecto exceda a quantas sin las luces del Evangelio han estimado la virgini-
dad, pero limitandola a cierto numero de años. Sabemos que los Romanos no
pedian virginidad en sus Vestales sino por treinta años, y que despues de ellos
las daban libertad para el matrimonio. Sabemos tambien que San Ambrosio
llamaba a esta continencia, honestidad no de costumbres sino de años, y que
se burlaba asi de una religion en que las Jovenes eran honestas y las viejas no;
la necesidad hazia castas y la autoridad libres. 18
La magnificencia en obras publicas era tambien incomparable. Sus dos
caminos del Cuzco a Quito, uno por la costa y otro por la sierra por espacio de
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17. Garci. 1. 4. c. 10 y sigtes. (pp. 14, nota 1, ed. 1795) [nota del autor].
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