Page 7 - Mensaje a la Nación 28 de julio\1993-1995\PLO-1993-34F
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ganaba  nuevamente  la  calle  para  en  muchos  casos  reintegrase  a  comandos  de
               aniquilamientos; la prueba está en los diez años que van de 1981 al 1991, que el total
               de condenados por delito de terrorismo fue de apenas 575. En cambio, en los once
               meses comprendidos entre 1992 y 1993, el número de condenados por terrorismo y
               traición a la patria es de 589.

               Desde hacía más de una década las prisiones habían dejado de cumplir su elemental
               función, de confinar a los criminales para proteger a la sociedad.

               En las cárceles, los terroristas gozaban de increíbles facilidades que les permitía no solo
               el  adoctrinamiento  de  sus  cuadros,  sino  asimismo  la  coordinación  desde  allí,  de
               atentados y otras operaciones criminales, contando con la facilidad e inacción de las
               autoridades, además, había quienes le hacían juego al terror desde otras posiciones.

               Algunos  autodenominados  senderólogos,  especie  de  profetas,  se  pasaban  la  vida
               vaticinando la victoria de Abimael Guzmán, después del 5 de Abril, dijeron que ahora la
               sociedad  se  polarizaría  por  culpa  de Fujimori,  entre  la  dictadura y Sendero.  Algunos
               más audaces se aventuraron a decir que a lo mejor, el Senderismo encabezaba esta
               oposición a la dictadura.

               Lo que parecía una pretensión audaz, hoy se vislumbra como una realidad, ahora nos
               estamos poniendo plazos realistas para acabar de una vez por todas con el MRTA y
               Sendero Luminoso.

               (Aplausos.)


               Han pasado pues los días en que el Perú sufría casi indefenso los embates criminales de
               las  bandas  terroristas.  Días  en  que  el  cabecilla  de  Sendero  se  creía  invencible  y
               omnipresente. Me imagino la gran sonrisa que el llamado Presidente Gonzalo exhibía
               todas las mañanas, al levantarse y leer los periódicos y comprobar que vivía en el país
               de  las  maravillas.  Un  país  donde  las  instituciones  que  debían  ser  soporte  de  la
               democracia y el Estado, le alfombraban el camino del Poder al más oscuro y tenebroso
               totalitarismo.


               En  verdad  comprendería  su  sonrisa,  hoy  en  la  cárcel  más  custodiada  del  Perú,
               seguramente el comprenderá también la mía.

               La historia está hecha de grandes decisiones, alguna vez del lado oscuro de la historia
               Abimael Guzmán cruzó el río para sembrar la destrucción y la muerte en el Perú, como
               medios  para  imponer  un  régimen  feroz  e  inhumano.  Me  tocó,  empujado  por  las
               circunstancias y la convicción profunda de ser en esencia leal a un pueblo que ansía la
               paz y el progreso, cruzar también el río en dirección contraria.

               (Aplausos.)






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