Page 680 - Debate Constitucional 1993 - Tomo I
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derna de que la tradición y la historia constitu-  lla desde hace ciento setenta años, con dificulta-
                  yen los cimientos y la continuidad de nuestra  des y esfuerzos. Y felicito que nosotros, criollos,
                  nacionalidad.                               descendientes en gran parte de la cultura occi-
                                                              dental, rescatemos a nuestros hermanos y com-
                  Hay compatriotas que hablan idiomas que no son  patriotas de culturas aborígenes, cuya sangre
                  el castellano; aunque hoy, a decir verdad, a dife-  también tenemos nosotros en nuestro corazón.
                  rencia de la Constitución de 1920 o la de 1933,
                  hay adelantos muy grandes, según los cuales —en  Es la nuestra una nación difícil que nuestros
                  verdad—, lo que se llamó la raza aborigen o in-  gobernantes han tenido que asumir, tratando de
                  dígena ha ido reduciendo considerablemente su  entenderla como una república que nunca lo fue
                  cultura, en el sentido de haber adoptado moda-  del todo, porque en ella latían profundas heren-
                  lidades —llamémoslas así— occidentales que  cias del pasado que la acercaban más a imperio
                  hacen de ellos en su mayoría, hoy, una nación  que a república. Imperio, palabra peligrosa en
                  —por decirlo así— bilingüe que domina ya el cas-  su momento, pero de la cual tenemos que enor-
                  tellano y su lengua vernácula; mucha diferencia  gullecernos, tanto por lo que fue durante el
                  con hace treinta, cuarenta u ochenta años, de lo  incanato como antes de él; y, posteriormente, los
                  cual nos damos cuenta cuando revisamos las in-  trescientos años de virreinato.
                  formaciones estadísticas, los censos del Perú de
                  aquella época y los estudios tan importantes que  No hemos sabido heredar culturalmente la gran-
                  sobre los indígenas realizaron nuestros ensayis-  deza de este país, porque hemos sido parciales,
                  tas desde el siglo pasado.                  porque hemos sido criollos solamente, porque
                                                              hemos querido legislar exclusivamente para una
                  De esta forma respetamos, una vez más y con  parte de su sociedad. Defiendo profundamente
                  toda justicia, las lenguas vernaculares vincula-  este artículo, porque en él está la clave de la re-
                  das directamente a las grandes y tradicionales  cuperación permanente que felizmente en las
                  quechua y aimara, más las lenguas aborígenes;  Constituciones del siglo XX se han hecho con
                  que incluyen no solamente las lenguas andinas,  respecto a este tema central.
                  sino también las nativas selváticas, que en nú-
                  mero de más de doscientas constituyen la he-  Asumámonos como una nación poderosa, orgu-
                  rencia más importante de esos pueblos.      llosa, heredera de un pasado extraordinario que
                                                              lamentablemente se ha empobrecido mucho en
                  Felicito, una vez más, el rescate de este artículo.  nuestra república. Quién sabe si eso haya sido
                  Ya lo dijo Miguel de Unamuno: la patria es la  en parte el origen de nuestros complejos.
                  lengua; porque el idioma, su estructura, guarda
                  la herencia de las ideas, la manera de pensar y  Las cotas a las que llegaron los antepasados, sus
                  la visión del mundo de cada pueblo.         alturas culturales, son tan interesantes, son tan
                                                              vastas, son tan grandes, que a nosotros nos re-
                  Pareciera difícil de entender, pero es muy im-  sulta difícil hoy asumirlas. ¿Por qué? Porque en
                  portante. La lengua que habla cada nación es la  gran parte no queremos ser lo fuertes, no que-
                  herencia básica de su nacionalidad; es la heren-  remos ser lo dignos, no queremos ser la nación
                  cia fundamental, esencial de su corazón, de su  poderosa que fuimos en el pasado; y quién sabe
                  alma, de sus tradiciones; en la forma en que está  si, con las bases que puedan poseer los legisla-
                  construida, diferente una de otra, reside la dife-  dores ahora, podría hacerse de alguna manera
                  rencia de mentalidades, la diferencia de visión  en el futuro.
                  sobre todos los conceptos de la existencia, la di-
                  ferencia de la idea de nación que tienen —vaga  Por otro lado, quiero también señalar lo impor-
                  o de otra forma— los pueblos aimaras o quechuas,  tante del segundo párrafo del artículo 48º, en el
                  la diferencia de padre, de madre, de hermana,  que expresamente se dice: "La nacionalidad pe-
                  de alma, de corazón, así como la diferencia de  ruana no se pierde salvo renuncia expresa ante
                  montaña, de río. Eso que repercute en cada pa-  autoridad peruana".
                  labra de esas lenguas, de manera tan original en
                  cada una, es lo que sella a cada persona.   Gran conquista, señor Presidente, la de esta Carta,
                                                              que era muy limitativa en la Constitución de 1979
                  Este punto es esencial en la lengua, porque no-  y que ahora se amplía al planeta. Defendamos a
                  sotros —como ya lo dije, y me permití decirlo y  nuestros compatriotas que por razones económi-
                  lo recuerdo, desde los primeros momentos de este  cas —muchas veces— han tenido que irse de este
                  Congreso— somos herederos de una nación     país sin quererlo y han tenido que formar familia
                  multilingüe y multicultural y somos una nación  en otro o llevársela, pero que no quieren perder
                  original en América, que queremos hacerla crio-  vinculación con su país de nacimiento.



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