Page 20 - Padres de la Patria
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ORACIÓN, PRONUNCIADA EL DÍA 8 DE OCTUBRE EN CELEBRIDAD DEL
JURAMENTO DEL ESTATUTO PROVISORIO DEL PERÚ POR EL
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DOCTOR DON MARIANO JOSÉ TEODORO DE ARCE BEDRIGAL
Lima: año de 1821.
Populus qui ambulabat in tenebriss
vidit lucem magnam: habitantibus in regione
umbrae mortis lux orta est eis. (Isaiae, 9,2)
Este precioso día, oh peruanos, debe ser de grande júbilo parra nosotros,
porque lo consagramos a celebrar nuestra regeneración política debida a las
luces de la recta razón y de la filosofía, que han empezado a herir nuestros ojos
después de una noche tan larga y tan luctuosa, en que la barbarie y la injusticia
nos tuvieron sumidos. Populus qui ambulabat in tenebris vidit lucem magnam:
habitantibus in regione umbrae mortis lux orta est eis. Y porque en él también
después de jurada nuestra independencia, que acaba de afianzarse para
siempre por la prudencia y el valor vamos a zanjar el cimiento para poner las
piedras fundamentales de grande edificio del Estado peruano, depositando el
poder en el protector de la libertad y jurando prestarle la obediencia debida;
hasta que terminada la más justa guerra, se hallen nuestros pueblos capaces de
constituirse por sí mismos de un modo ventajoso para sí y también para el
género humano.
Ocupémonos, pues, en estos momentos de dar gracias a nuestro Pachacamac,
al eterno hacedor del universo, por los extraordinarios beneficios con que nos
favorece; y en preparar nuestros corazones para ser fieles a nuestros
juramentos, y a nuestra amada patria. Y ved aquí de donde deduzco el
argumento de esta breve oración, que se reducirá a haceros notar la suavidad
con que la divina providencia prepara los caminos a nuestro bienestar y la
fidelidad con que debemos corresponderle procurando la honra de su nombre, y
bien de nuestros semejantes.
Quiera el Señor que mis palabras puedan encender más y más en vuestros
corazones el amor a la justicia y a la verdad, no menos que aplacar el ominoso
fuego de la ambición, de la codicia y de otras pasiones desordenadas. Para
obtener esta gracia, invocad conmigo a nuestra dulce esperanza, que nació
llenando al mundo de luz y de alegría, para darle al Salvador del linaje humano.
Ave gratia plena...
I
La providencia eterna dispensa los bienes y los males a medida que son más
útiles a la consumación de sus designios; y arregla el curso de las pasiones
humanas con una economía inexplicable, haciendo servir a sus planes aun la
misma malicia de los hombres. Observadlo, si queréis fijar un poco la atención
11 Puente Candamo, José Agustín de la, Obra de Gobierno y epistolario de San Martín.
Colección documental de la independencia del Perú, tomo XIII, vol. 1º, págs. 299-303. Lima,
1974.
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