Page 10 - Padres de la Patria
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diputados si era la Constitución que se había aprobado. Los diputados, conforme
al Reglamento, respondieron poniéndose de pie en señal de aprobación.
Entonces el Presidente les dirigió un discurso:
"Representantes del Perú, os habéis reunido en este santuario de la ley
para dar el último testimonio de haber desempeñado la más interesante
obligación que os impusieron vuestros comitentes. Sí: venís a suscribir la
Constitución que acabáis de sancionar. Por este solemne acto aparece a
la faz del universo ya constituida la República Peruana, día fausto para la
patria. En este momento sepúltense en perpetuo olvido aquellos
malhadados en que parecía vacilar la fortaleza de vuestra soberanía, para
levantar con una mano el mayor de los edificios que pueden proyectar los
mortales, y con otra inflexible luchar con las insidias y agresiones de los
enemigos internos y externos. Desglobense de los fastos de este
Soberano Congreso tan manchadas páginas, y archívense sólo para
eterna memoria de incontrastable constancia. Pero, señor, funestos
recuerdos no marchitan las glorias presentes. Apresúrese vuestra
soberanía a presentar el sacro don que tanto anhelan los hijos del Sol; y
pues alta dignación me colocó en esta primera silla, sea el primero que
firmando la Gran Carta de nuestra libertad dirija voto irrevocable al
Supremo dispensador de los derechos del hombre, de que ratificaré a su
vez con mi sangre el sello que voy a estampar".
Acto seguido el Presidente del Congreso firmó los ejemplares, haciendo luego lo
mismo los Diputados y, finalmente, los secretarios. Seguidamente una Comisión
integrada por los señores Diputados Toribio Rodríguez de Mendoza –quien la
presidía–, Pedro Pedemonte, Manuel Ferreyros, Juan Antonio de Andueza,
Mariano Quezada y Valiente, y Manuel Muelle, fue al Palacio de Gobierno
llevando los manuscritos para que el Presidente de la República les pusiese el
cúmplase. Realizado esto, el Presidente de la República se quedó con uno de
los ejemplares y devolvió el otro a los comisionados, quienes retornaron al
Congreso a dar cuenta a la Representación Nacional. Al día siguiente, previa
lectura a cargo de uno de los secretarios, los Diputados asistentes juraron la
Constitución. Luego hicieron lo propio las autoridades del Gobierno, después de
lo cual las autoridades presentes asistieron a la Catedral donde se realizó una
misa y Te Deum. Concluida la ceremonia religiosa retornaron a la sala de
sesiones del Congreso.
La Comisión de Constitución presentó al Pleno, en la sesión del 17 de
noviembre, el discurso que debía insertarse en la Carta Magna, el cual fue
aprobado. Asimismo, presentó el proyecto de decreto sobre su impresión o
reimpresión que también fue aprobado. En la misma fecha Andueza sostuvo que
debía ordenarse de que los ejemplares de la Constitución se vendiesen a su
precio de costo, pero fue desechada su propuesta.
En nuestra primera Carta Magna los diputados señalaron a Dios como fuente de
inspiración suprema y, como objetivo de su acción, la consolidación de las
libertades y la felicidad de los pueblos:
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