Page 25 - Rumbo al Bicentenario Nº 4
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“El ruido de un repique general me saca del éxtasis en que
me hallaba. Vuelvo el rostro a la ciudad, y enderezo mis
pasos hacia ella: y a los primeros me sale al encuentro un
hombre, cuy o rostro inundaba el alborozo, y parecía no
caberle dentro del pecho. Amigo, le dije: ¿qué significa tan
grande aparato en el cielo, y en la tierra? Rodeada, me
responde, de laureles de la victoria ha llegado la
Constitución Política que ha de regirnos en lo futuro, que
nos ha de mantener en paz, que ha de fundar nuestra
felicidad, y ha de librar al nuevo mundo de las inmensas
desgracias que lo oprimen… Derramad pronto este bálsamo
salutífero sobre los pueblos… Constitución, base de
nuestra prosperidad y grandeza”.
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El 20 de septiembre de 1812 la noticia del establecimiento de la Constitución gaditana llegaría a Lima
ocasionando, como en la cita, muy diversas manifestaciones sociales en la capital virreinal. Desde el virrey
Abascal hasta las distintas instituciones del poder español acatarían, unas con beneplácito otras con
renitencia, la carta constitucional (Chust, 2012). Precisamente, esta investigación busca advertir las
imágenes y las representaciones que la prensa de Lima construyó sobre el itinerario político de la
Constitución liberal de 1812 en el Perú (Morán, 2013) (Peralta Ruiz, 2010) (Martínez Riaza, 1985).
“Viva la Constitución”
Indudablemente, la carta gaditana marcó un punto de quiebre en la configuración política del poder español
en América, por lo cual su instalación y juramentación no podía pasar desapercibida. En Lima, los seis
primeros días de octubre de 1812 se realizaron estas celebraciones con la anuencia del virrey. El 2 de octubre,
la Constitución fue publicada en los principales espacios públicos de la capital y los días siguientes la juraron
Abascal, la Audiencia, el Cabildo, el clero secular y el pueblo en sus respectivas parroquias y el clero regular
en sus conventos, también los tribunales, los cuerpos, colegios y oficinas. Finalmente, los dos últimos días
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siguieron: “las fiestas y regocijos públicos” Para La Gaceta de Lima el gobierno había promovido estas “C onstit ución, base de nuestr a pr osperidad y gr ande z a“
celebraciones y “el pueblo concurrido con ardor y entusiasmo”, convirtiendo a la ciudad capital “en un teatro del
placer.” 4
Después de las celebraciones de la instalación de la Constitución en Lima, se celebró la juramentación en los
distintas partes del virreinato peruano. Por ejemplo, en Paucartambo en plena misa, del 3 de enero de 1813,
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se ofreció la lectura de la Constitución, para que luego el párroco principal disertara y convenciera a los fieles
de los beneficios y felicidades que brindaba el texto constitucional. Todos esos cambios fueron relacionados
con el poder divino de Dios, pues la providencia había permitido disfrutar de la anhelada carta. Allí juraron la
Constitución, pasaron después a la Plaza Mayor en donde todo el pueblo comenzó a repetir: “Viva el Rey, Viva
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la Constitución, y Vivan las Cortes Generales.” Un hecho importante fue la presencia constante de los religiosos
y su insistencia, en plena misa y a través de los sermones, de la completa sumisión y el acatamiento de las
Cortes y la Constitución Liberal.
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2 El Verdadero Peruano. N° 3, del jueves 8 de octubre de 1812.
3 DURAND FLÓREZ, Guillermo (ed.), “El Perú en las Cortes de Cádiz”, en Colección Documental de la Independencia del Perú. Lima: Comisión Nacional del
Sesquicentenario de la independencia del Perú, tomo IV, vol. 2, 1974, p. 201-203.
4 La Gaceta Extraordinaria del Gobierno de Lima. N° 81, del sábado 10 de octubre de 1812.
5 Véanse estos casos en DURAND FLÓREZ, Guillermo (ed.), “El Perú en las Cortes, tomo IV, vol. 2, 1974.
6 DURAND FLÓREZ, Guillermo (ed.), “El Perú en las Cortes, tomo IV, vol. 2, p. 254-257.
7 DURAND FLÓREZ, Guillermo (ed.), “El Perú en las Cortes, tomo IV, vol. 2, p. 269-282.