Page 36 - Rumbo al Bicentenario Nº2
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Luego, en su Discurso a la Nación del 28 de julio de 1971, Velasco sostuvo que su revolución era
           continuadora de la gesta libertadora de hace 150 años y que nos llevaba a la segunda independencia; el
           Presidente precisó que el rumbo de su gobierno “iba hacia la construcción de una sociedad igualitaria y
           de participación plena…”. Asimismo, en una entrevista a una revista local, con ocasión del
           Sesquicentenario, a la pregunta si consideraba consolidada la evolución, Velasco respondió: “Sí, en el
           sentido de que ya nadie duda de que ella es una verdadera   transformación de las viejas estructuras
           políticas, económicas, sociales y culturales y no tan solo una etiqueta para encubrir su simple
           modernización”. Velasco cayó en 1975 y los logros de sus reformas son motivo, aún, de amplio debate.
           Al parecer, el balance de su experimento fue muy negativo, al menos en términos de crecimiento
           económico. De las celebraciones quedan, como mudos testigos, el Parque de los Próceres y la
           Colección Documental de la Independencia.


           ¿Cómo debemos enfrentar el análisis histórico sobre la Independencia peruana?

           La vieja historia política cumplió con su objetivo de canonizar el origen del estado nacional. En este
           sentido, la Independencia encarnó el mito de origen de la nación, una entidad simbólica que, como
           sabemos, cobraría existencia mucho más tarde. Una de las tareas que nos impone el Bicentenario es la
           profunda necesidad de reescribir esa historia para contestar preguntas más complejas planteadas por
           los nuevos actores sociales, que sienten la urgencia de resignificar el pasado y construir nuevos
           sentidos desde el presente.

           A diferencia de lo que ocurre en la historiografía de otros períodos de nuestra historia, la comprensión
           de la Independencia peruana todavía está influida por la historiografía tradicional. Independencia y
       Hacia el Bicentenario: C ómo c onmemor ar la Independencia en 2021
           nación terminaron construyendo una simbiosis de larga duración. Buena parte del mensaje que se
           sigue divulgando sobre nuestra Independencia no considera algunas cuestiones de fondo. No perdamos
           de vista, por ejemplo, que la presentación gloriosa y heroica de las batallas ha maquillado la traumática
           experiencia de aquella lucha, que en realidad fue una larga guerra civil, incluso una guerra de
           ocupación por la presencia de ejércitos extranjeros.


           Asimismo, nuestra Independencia debe ser vista desde una perspectiva iberoamericana y circunscrita
           en el marco de una revolución civilizadora. Es también un desafío considerar, con más imaginación, los
           factores azarosos que terminaron provocando el proceso de emancipación. Si tuvimos Independencia
           fue porque Europa (España) era un caos. Alguien dijo que esta aventura tuvo algo de “embarazo
           inesperado”, es decir, el prematuro arribo de tareas para las que muy pocos estaban preparados. En
           otras palabras, frente a eventos tan inesperados ¿los peruanos de hace 200 años supieron reaccionar
           creativamente? Una nueva historia debería explicar la participación de todos los colectivos y los
           desafíos políticos y culturales que los hombres y las mujeres de aquel período enfrentaron.

           Por citar algunos casos, ese rasgo está presente en la apuesta por la utopía y el cambio de José
           Faustino Sánchez Carrión o Javier de Luna Pizarro, por ejemplo, quienes corrieron riesgos al proponer
           ideas innovadoras, relacionadas con la forma de gobernar y de producir. No olvidemos, de otro lado, que
           caudillos,  como  Andrés  de  Santa  Cruz,  tuvieron  sentido  de  estado  y  creyeron  en  los  valores
           republicanos. Esto nos lleva a hacernos cargo de los conflictos que acompañaron a la construcción de
           la temprana República.

           Es cierto que en los últimos años, a nivel académico, ha habido importantes avances en la comprensión
           de  nuestra  Independencia.  Sobre  la  base  de  estos  trabajos,  las  nuevas  investigaciones,  y  su
           consiguiente divulgación, deben seguir desprendiéndose de la vieja visión teleológica, heroica,
           episódica, maniquea y elitista. Explico.

           Teleológica en el sentido de considerar que la Independencia y la República fueron puntos de llegada.
       35 |   Heroica, en cuanto narrativa destinada a mistificar a determinados sujetos políticos. Episódica en la
           medida en que se descontextualizan los acontecimientos y solo se describe un conjunto de acciones.
           Maniquea porque representa a la sociedad segmentada entre patriotas y realistas. Y, finalmente,
           elitista, ya que privilegia la acción de un grupo hegemónico y relativiza la participación de sectores
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