Page 107 - Constitución para la República Peruana
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          nuestto éontinente y ~l  6nic~  capaz  de  conjurar las  ~mpestndes  p-oliticas y hacer,
          marchar  con  paso  füme  la  nacion a los  destinos a que lit llama la  PrQvideocia;  al
          Libertador y no  oti·o  debe  ser el  Presidente  perpetuo  d~  esta  Republica  en loa
          té&minos  que  desjgna  su  proyecto.  Tal  es  el  voto  unanime  de  los  electores
          ele  la  provincia  de  Calca,  manifestado  por  una  acl¡¡machm  la  mns  decidida  por
          esta  sancion.  Con  lo cua1  lle  dis<:Slvi6  el  Oolegio  Blectoral,  firmando  estn  acta
          todos  los  indivi.duo11  c.oncurc,entes.- 1\larcelino  Tones,  presidente-J. Manuel
          Ordoñes,  tIBCtutador -  Yldefonso  H~yilllundo de  Mansuetu,  escrutador  -
          Carlos  Aniceto  de  Vargas,  escrut.tdor -  Antonio  Vargas,  escrutadoi· -
          Domingo  Flores, escrutador -  Fernando Rosel  - doctor Lu,as  Losaya -
          Mtro.  Andres  Montalbo-.  Damian  Olivarez -  Francisco  Huenas -
          Jose  Manuel  de  Quintanilla -  Eugenio  Costilla  - Franeisco  Vargas -
          Rafael  Zarate -  Ramon  Hamos  Delgado -  Yldcfonso  ~olo -  Santiago
          Flores -  Lorenzo  Montalbo -  Gabriel  Arriaga y Guzman -  Asencio de
          Sorna  - Felix  Holgado -  Marcos  de  Villasanta -  Jose  Ans-el  Guillen
          - • Eugenio  Cabrera -  Gregorio  Gamarra -  Miguel  Perez -- Eugen,io
          Pumropa -   Mekhor  Abarca  ,_ Matias  Toledo  -Andres  Jose  del  Cas-
          tillo, - Manuel  Felix,  secretario.         ~

                                       -o-
                         PROVINCIA  DE  COTABAMBA.


          E N  el  pueblo  de  Tambobamba,  capital  de  la  provincia  de  Cotabarnba  del
          4epartamento  del  CU2.co,  en  tres  dias  del  mes  de  ~et1embre  de  mil  ocbocien~
          tos  veintiseit  aios :  reuni.dos  los  elect<>res  parroquiales  por  el  presidente  de
          clicha  junta en la sala  consistorial  dedicada  al efeeto,  foeron  enterados del  teuol'
          literal  del  proyecto  de  la ley  fundamental  que  l!e  ha  puesto lí. su  censura.  Un
          ;l,cio  de  tanta  gravedad  llenó  de  sorpresa  ii  los  dect-6lrés 1  y  como  irnsmadol!  de
          la eminencia á que  un  exceso  de  liberalidad  los  había  elcvac;lo,  tocaron  con  las
          Ínanos  las  ventajas  de  eu  situación  presente~  cre3eron  por  esta  vez  que  per-
          tenecían §. un  hemisferio  libre  que  se  gobierna  por las leyes  que  <:t  mismo  hace
          y sanciona:  advirtieron  prontamente  la diferencia  notable  que se mira  entre  las
          que  emanaban  de  la  at'bitraria  voluntad  del  príncipe  y  las  q\1e  traen  su  orijen
          del  consentimiento  general  de  los  pueblos ;  allí  observaron  que  un conjunto de
          6rdeneg,  fahricadas  en  la  oscuridad  por  el  interes  particular  del  tirnno,  de sus
          ministros  y favoritos,  formaban  la  legislacion  mas  dura  que  la  del  D,,·an,  y  que
          aquí  la  obra  de  un  país  libre  prevenida  por  su  1.11cntor  y  examinada  con  ~nti-
          cipacion  por  el  ultimo  de  los  ciudadanos, iba  li  srer  la carta  magua,  escu¡fo  del
          ~rtuoso y cadalso  ~nexorable  del  criminal.  Feliz,  dijeron,  la  epoca  en  que  re-
          puesto el  hombre ~ la posesion  de  su  11oberanin  usurpada  por tres  siglos, vuelve
          l  subír  al  trono  de  rionde  fue  precipitado  por  la  fuerza,  Sl1lne1:ji1lo  al  horriblé
          ~os  de  la  esclav.itúd,  y  alimentailo  en  la  mas  prufunda  ignorancia  de  :rus  sa•
          grados  derecho!!.  Recordaron  nJ  fin  del  hororoso  letargo  en  que  soiiahan,  que
          •u  existencii'\  y  hacienda  no  dependinn  sino  de  la  merced  dcl  supre&J10  poder,
           y que  siendo  este  un  dueno  absoluto  de  la  suel'le  de  los  q11e  lfamaba  vusaHos,
          debía,  pol'  derecho  divino,  disponer  á su  arhitrio  de  las  per~onas  y  l)ieues  de
           esta  su  maua<la,  a la  que  descerrajaba  leyes  cou  la  estupeuda  divisa  de  ser
           t:d  su  voluntad.  Levanfauclo  entonces  las  manos  al  cielo  bendijeron  ln del
           jleoio  que  rompió  vendas y cadenas  y  puso i'i la  imagen  de  la deidad  en el  tiOlio
           de  la  razou.  Una  ach1macion  general  fue  el  si&no  de  la  impaciencia  con  que
           ~escal,an  la  mas  pronta  sancion  y  jur3lllento  uru versal  de  e.~e  código,  que  en
           verdad  ellos  mismo$  lo  dictaban  para  obedecerlo,  pues  (}\le  cuda  uno  de  sus
           r1r~c1.1los  decia  tal  consonancia  con  sus  sentimientos  que,  aun<¡ne  por  fülla  de·
           luces  no  merecian  la  gloria  de  la  invencion  reservada  al  talento  sublime  que
           lo  hahia  ol'ganizado  y  propuesto,  pero  que  al  menos  tenian  la  dulce  froieion
           'Ae  haberttt  ap1·obadt>  en  uso  de  sus  principales  ntribuciones,  oon  solo  la  adii.
           eion de la proposieíon  sig1¡1iente  ál  título  segundo,  artículo  s~stó,  •• con  esclusiou
           ab~luta  del  -ejercicit>  publico  6  pt·iv111lo  de cuatqmera  otra."  Q.ue  se  dc>..,,nu<\a•
           \Jan  c;Qa  ¡uslo  '1e  la  prencia  inestimáble  que  183  concedió  la  naiu.ralezn,  y  la
                                               !lb                            •
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