Page 416 - La Rebelión de Huánuco. Vol 5
P. 416
Volumen 5
Oficios varios ante la Real Audiencia sobre las insurreción de los partidos de Huánuco, Panataguas y Huamalíes
que conose la legislación criminal, y lo abultado del proseso que consta de
quince piesas volumosas no permiten difundirme con toda aquella precisa
extención que necesita un asunto tan arduo como el precente, y que prestan
margen las inumerables actuaciones que se han obrado. Por estos imcombe-
nientes me ceñiré a lo preciso, y tengo entendido que vistos nuebamente los
Autos con los brebes reparos que apuntaré, la superior integridad de Vuestra
Alteza variará de dictamen, y decretará la absolución de este miserable anciano.
Toda la criminalidad que se imputa al referido mi Padre estriba en
haverse constituído Gefe principal de los individuos que fomentaron en Huá-
nuco la sublevación materia de esta causa, [ilegible] en lugar de Don Domingo
Berrospi que fue el primero que ocupó ese destino. Los testigos que deponen
sobre los hechos no son otros que los mismos cómplises que se hallan acusa-
dos de la propia culpa; de suerte que quando por los principios más inconexos
y generales de Derecho nadie puede ser condenado en pena alguna por la
asersión del Correo, ó [ilegible] del mismo crimen, sino por la de aquellos tes-
tigos fidedignos e imparciales que sin estímulos de adhesión; o propia utilidad
certifiquen del hecho que se pesquisa, en nuestro caso no se encuentra esa
sumaria, que es la base fundamental de los juicios criminales, y sin la que con-
forma al sentir uniforme de los expocitores, todas sus ulteriores actuaciones
laboran el vicio de una insanable nulidad, defecto que ha conocido muy bien
el Señor Fiscal del Crimen, y que no puede haverse ocultado a la perspicacia
de Vuestra Alteza, mas como la causa es privilegiada se suplen los defectos,
pero ellos no pueden prevaleser contra aquel que no resulta convencido por
de malicia y de un ánimo depravado que es motivo principal que caracterisa
de punible cualesquiera acción.
Es constante desde luego por la confesión de mi padre que entró a ocu-
par por falta de Berrospi el cargo de General de los amotinados; pero también
lo es que se aprestó a servir ese empleo no de su agrado sino por la instancia,
pública aclamación de los Yndios insurgentes, y lo que es más por la commi-
nación que se le hiso de privarle de la vida siempre que no aceptase el cargo; y
de aqui todo el fundamento de la defensa de mi Padre aun quando tubiésemos
una Sumaria la mas completa, y terminante sobre la calificación del delito que
se le atribuye, y aun quando los Autos no padecieran los vicios de que están
sigilados. Don Juan José del Castillo aparece no hay duda en ellos con Ia im-
bestidura de General que le dieron en la asonada, vemos también subscriptos
por su mano algunas, aunque no todas las órdenes comunicadas a los pueblos
415