Page 136 - La Rebelión de Huánuco. Vol 4
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Volumen 4
                                 Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huamalíes
            de no pagar Tributos á causa de la próxima venida de Casteli ¿Ni cómo pue-
            de creherse, que yo fuese capás de vertir delante de toda una Comunidad,
            semejante proposición tan arriesgada y peligrosa? ¿Aun quándo mis senti-
            mientos fuesen contrarios á la causa de Rey, (lo que es absolutamente falso),
            hera regular me precipitase con tanto denuedo, a un abismo conocido, en un
            tiempo tan pasífico, y en medio de tantas autoridades, que havían de castigar
            precisamente mi temeridad, y arrojo? era menester haver perdido el juicio;
            para tal barbaridad, y en tal caso distante de estar en este Quartel, ya me vería
            guardado, hase tiempo, en la casa de los locos. Por otra parte no es un absurdo
            que no haviendo concitado en mi Patria, lugar de mi recidencia, sentro de mis
            intereses, la Conspiración que se me atribuye, fuese á promobérla en Paises
            estraños, hasta entonces desconocidos, y donde no podía alhagarme mira, ni
            interés alguno? Lo cierto es, que del Proseso formado en esta Ciudad, resulta
            todo lo contrario, es decir, que lejos de haver sido el instrumento de las des-
            gracias acahecidas en ella, fuy uno de los que en compañía de los míos, no ao-
            rré travajo, ni sacrificio, á fin de restableser el buen orden, y tranquilidad tan
            dolorosamente subertida, por los abominables novadores. ¿Ya bista de esto,
            habrá quien se persuada, que yo soy culpable en los exesos de Huamalíes si
            esto pudo susedes, (que no es de admirar en la humana devilidad) como no á
            parecido un papel mio seductivo, ni una deposición, de otra especie de hom-
            bres, que no sean Yndios del mismo modo que á susedido con los verdade-
            ros autores, Castillo, los Rodríguez, y otros muchos, cuios criminales hechos,
            se ven comprovados con toda especie de signos, y combencimientos? Esto
            prueva a todas luses que mi complicidad es ninguna, y que no he tenido otro
            pecado, que la desgracia de ser acriminado á viva fuerza, por no sé que aciago
            destino.
                    También aseveran mis prenotados Testigos absolviendo la 5° pregunta
            del Ynterrogatorio que todos los Yndios que depusieron contra mi, fueron
            primeros asotados cruelmente, con el obgeto de constituirme presisamente
            Reo, cuio escandaloso echo, se corrobora, por las propias confeciones que han
            echo los mismos pasientes en todo el surso de sus ratificaciones, de que se
            colije con toda sertidumbre, quanto llevo espuesto en el cuerpo de esta mi
            defensa, añadiendo á ella que todo lo fecho, y actuado es de ningún valor, ni
            momento, y que por consiguiente deverá indemnizárseme á su devido tiempo,
            de los graves perjuicios que se han seguido de tan tortuosos, y nunca vistos
            prosedimientos.



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