Page 135 - La Rebelión de Huánuco. Vol 4
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Huánuco de 1812
            subrrogarse en la antigua dominación de los Yncas; y la razón es que cono-
            ciendo los novadores el carácter de éstos, y aquéllos avitantes, se sirvieron de
            una fábula, que aunque despreciable en un buen sentido, alhagava, y satisfacia
            al lleno, las máxccimas superticiosas, y embegecidas de los Yndios.
                    Regístrense pues, atentamente dichas ratificaciones estampadas desde
            fojas hasta fojas, y se verá en ellas retraetado el espíritu calumnioso con que
            en el Sumario se me atribuyó semejante maligna especie. Quan sierto es que
            la verdad puede ser sofocada, mas no vencida. Los Yndios pudieron man-
            tener el criminal arrojo que les havía infundido una sugestión vergonsosa;
            pero hoy que han comparecido á la temible presencia de un Jues recto, y Ce-
            vero, como Vuestra Señoría, no han tenido fuersas vastantes para sostener
            su delito. Se han visto acusados del irresistible Testimonio de su conciencia,
            y como su estupidés, y barbarie, ha creído estar á los alcanzes de la Superior
            penetración, y prespicasia de Vuestra Señoría, han superado el pudor de sus
            retractaciones, confesando ingenuamente como único origen de sus pasados
            desvaríos; su misma comisión, y malicia. Han percivido á pesar de su ignoran-
            cia que Vuestra Señoría ha de graduar sus faltas, por la propia naturaleza, que
            la caracteriza, y uno de los adminículos con que han pensado vestirlas. Este
            combencimiento tan útil, como saludable, para un individuo, costea toda mi
            defensa, dejándome persuadido, que a no mediar hesas grandes qualidades,
            que adornan la Magistratura de Vuestra Señoría, yo abría sido en esta ocación,
            la víctima de mis enemigos, y perdido sin remedio; pues si por un efecto de
            mi desgracia ó mejor de la disposición Divina, conose otro Jues de tan penosa
            insidencia; los Testigos se habrían mantenido en sus dichos, huviera triunfado
            la calumnia, y yo devería haver sufrido el mayor de los infortunios: Pero la
            Providencia que siempre vela, por la felicidad de los hombres, si me constitu-
            yó en una calamidad tan terrible, también me deparó un Jues admirable; que
            talvés no ha gustado otro semejante estas dichosas regiones.
                    Ya he dicho que sin mas diligencias que examinar atentamente las
            enunciadas ratificaciones se ve completamente justificada mi inosencia, y des-
            truida en su origen la quimera que á echo vacilar mi opinión en el Público, sin
            embargo, y a mayor abundamiento haré uso de las Pruevas que tengo produci-
            das en el plenario de mi defenza. Estas consisten en las testificaciones de ocho
            Testigos, instrumentales, y contestes, por las que se combence la falcedad de
            la calumnia, como la verdad de mi honrrada conducta. Todos deponen de
            acuerdo, que yo no inspiré á los referidos Yndios la especie, que me suponen



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